Quizá la característica más relevante del flamenco y la que
explica su universalidad es su fuerza
expresiva y su enorme capacidad para expresar lo más diversos sentimientos.
En la reciente entrevista que le hicimos a Diaa Eddin nos
hablaba de sentir el baile y expresaba el deseo de sentir libertad para poder
imprimirle al baile el alma suya. Sentir el baile y expresar lo que uno siente.
Dos caras de una misma moneda.
Anoche en la Sala Garufa Diaa Eddin dejó una muestra de ello pues en poco más
de quince días nos ha ofrecido dos cañas con muy distinto carácter. La primera,
nostálgica, angustiada; la segunda, enérgica, optimista. Sin quitarle carácter, interpretó después un
estupendo taranto, rematado por tangos, en los que también se palpaba un estado
anímico mucho más festivo. Desde luego, algo ha ocurrido en el transcurso de
unos días. Esperamos verle pronto unas exuberantes alegrías.
Estuvo muy bien arropado por la excelente guitarra de
Roberto López, el cante de Paz de Manuel y las palmas de Eliza Miscior.
Eulalia Pablo