viernes, 27 de junio de 2014

Jazmín Centeno, arquitecta del baile

Cuando se revisan las biografías de figuras del baile flamenco, hay una historia que se repite. Chiquillos y chiquillas que son graciosos, que tienen algo especial y  sus padres los llevan a un maestro de baile, animados por familiares y vecinos y así comienza lo que será un brillante futuro profesional. En la actualidad y sobre todo entre jóvenes artistas extranjeros, la historia cambia un poco. De repente, ya de mayores, entran en contacto con el flamenco, se dejan envolver por su magia y deciden dejarlo todo y dedicarse fervientemente a su estudio para convertirse en profesionales.
 
 
Este es el caso de Jazmín Centeno, una joven argentina, que tras  haber terminado sus estudios de arquitectura, descubrió que lo que realmente quería era dedicarse al baile flamenco y sin titubear se vino a España para aprender a construir sus propios bailes. La verdad es que esa valiente decisión le está dando buenos resultados. En poco tiempo ha conseguido un baile personal con muy buena estética, dibuja con el cuerpo bellas diagonales y estilizados “cambrés” que acompaña con sugerentes cimbreos de piernas y caderas en sus marcajes. Sabe también imprimir expresividad y darle a cada baile su propio carácter. Eso es lo que hizo en el taranto rematado por tangos y en las alegrías que nos ofreció anoche.
 
Un caso parecido es el de Guillermo Guillem, quien también decidió coger su guitarra y venirse de Francia para empaparse y adentrarse de lleno en el difícil mundo de la guitarra flamenca. Abrió el recital con una original composición suya, recién nacida, un atractivo “mélange” de cantes indianos todavía sin nombre, ¿“Ecos de vidalita por bulerías”? 
 Nos causó muy buena impresión un cantaor para nosotros aún desconocido, y encima paisano, Eduardo Hidalgo. Nos gustó sobre todo su cante por tarantos rematados por unos tangos extremeños, con todo el sabor de nuestra tierra.
Eulalia Pablo