miércoles, 23 de abril de 2014

Dos mujeres guitarristas

El tema que tocaba anoche, según la programación del Teatro Central, era mujer y guitarra. Aunque se anunciaba con el nombre de Antonia Jiménez y Marta Robles. Dos mujeres tocaoras,  nos encontramos con dos guitarras y dos perfiles diferentes, que en realidad confirman lo que ya indican sus respectivas biografías. El de Antonia, totalmente flamenco,  tanto por su toque y  formación guitarrística como por su trayectoria artística, basada en la guitarra de acompañamiento al cante y al baile flamenco, al estilo de aquella Adela Cubas, una de las más conocidas tocaoras profesionales de principios del siglo pasado. Marta, en cambio, tiene un perfil más ecléctico, pues su formación es fundamentalmente en guitarra clásica y su trayectoria profesional se diversifica en la interpretación de muy diversas músicas y estilos.


El concierto estaba dividido en tres partes, dos actuaciones por separado y una puesta en común de ambas. Fue, por tanto, una propuesta interesante y variada en la que ambas dieron lo mejor de sí mismas.

Marta abrió el concierto con la rondeña de Montoya. Un concierto que, a todas luces, había sido preparado ex profeso para la ocasión, tanto es así que no se correspondió en absoluto con lo anunciado en el programa. En él, destacaríamos los hermosos pasajes de la guajira que ella ha dedicado a su futuro sobrino, titulada Su vida y del zapateado. Dejó claro que su punto fuerte es la composición.

Antonia, por su parte, abrió el suyo con una briosa y bellísima taranta en la que su guitarra bajó al fondo de la mina con una escalofriante sonoridad y, ¿cómo no? también se acordó de Montoya por unos instantes. Fue sin duda, a nuestro entender, lo mejor de la noche. Delicioso también el  tanguillo con aire de guajira que interpretó a continuación.

Las dos estuvieron sabiamente acompañadas por el percusionista Kike Terrón. El punto negativo lo puso el sonido, exageradamente alto, que en contra de lo que frecuentemente se pretende, no le da mayor brillantez al toque. La brillantez se tiene o no se tiene, y en cambio un volumen excesivo distorsiona el sonido y, en todo caso, acentúa los defectos.

Ni que decir tiene que iniciativas como esta siempre son bien recibidas.

Eulalia Pablo
Lugar: Teatro central (Sevilla)
Fecha: 22 de abril de 2014.