jueves, 3 de abril de 2014

Cuatro mimbres de primera

¡Qué pocos mimbres hacen faltan para montar un buen espectáculo flamenco! Claro que no sirven cualquier tipo de mimbres. Han de ser mimbres de la mejor calidad, como los que anoche se dieron cita sobre el escenario de la Sala Turina en los "Jueves Flamencos" de Cajasol: un buen cantaor, Miguel Ortega, una extraordinaria guitarra, la de Rafael Rodríguez, un bailaor con sello propio, Fernando Romero, y un maestro del baile, Manolo Marín.

Los cuatro se reunieron sin más pretensiones que hacer unos bailes, como si fuesen a ensayar, y todos pasamos casi dos horas que se nos hicieron cortas. Todo lo hicieron con la máxima naturalidad. Incluso renunciaron a la megafonía. Ese fue el único error que cometieron, porque ninguno está acostumbrado a "hablar" en las tablas y en más de una ocasión nos quedamos sin oír o entender lo que decían. Y ese era precisamente, como muy bien decía el título del espectáculo, "Lección de vida y cante" ―o fue un error, o debería haber sido "y baile"― uno de sus atractivos. Y es que daba gusto escuchar los comentarios tan atinados de un maestro que sabe lo que dice porque, amén de una larga experiencia y de unas ricas vivencias, tiene ese raro don que es el sentido común.


Fernando Romero demostró una vez más que es un bailaor único, distinto a todos, con un vocabulario personal y claramente reconocible de pasos y movimientos. Bailó una magnífica farruca, una liviana-serrana rematada con la seguiriya de María Borrico y se lució a medias con su maestro en una sensacional rondeña con música de Rafael Rodríguez.


Atrás y alante estuvieron Miguel Ortega que se entregó por soleares y Rafael que hizo además una malagueña para enmarcar.

José Luis Navarro
Fotos: Remedios Malvárez
Cortesía de Cajasol
Lugar: Sala Turina (Sevilla)
Fecha: 3 de abril de 2014.