jueves, 13 de marzo de 2014

Una improvisación acabada

Danza 220V asume con valentía, con altanera osadía incluso, el riesgo implícito a la creación de lo nuevo, de lo distinto, de lo inédito. Nos habla con sonidos e imágenes de la deshumanización del hombre de hoy y de violencia, jerarquía y orden, sumisión, y también de compasión y ternura, con algún que otro rasgo de humor e ironía.


Lo hace con un lenguaje coreológico construido a base de los más diversos elementos, con predominio de movimientos de danza contemporánea, envueltos por los más variopintos ritmos y sonidos, desde la seguiriya, el romance, la toná, la saeta, la bulería o el fandango, hasta el omnipresente sintetizador electrónico de Daniel Muñoz, la tabla de lavar, chasquidos, murmullos, golpes de pecho, pitos, palillos, redobles de tacón, música cortesana y la voz hiriente de Sandra Carrasco.


Y todo con el sello icónico del hoy por hoy ya inconfundible universo imaginario de Rafael Estévez y Valeriano Paños y las aportaciones de Antonio Ruz.

Una obra colectiva que quizás naciese de múltiples improvisaciones, pero que hoy se muestra acabada, con secuencias premeditadas de pasos, sin dejar apenas resquicio para el cambio o la ocurrencia del momento.


Danza 220V se estrenó el 19 de noviembre de 2010 en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, dentro de XXV Festival MADRID EN DANZA, un entorno y un escenario sin duda más acordes con las características de esta propuesta artística que el Ciclo de Flamenco de Cajasol. De hecho, a su final hubo alguna que otra opinión crítica y durante la representación algunos asistentes optaron por marcharse discretamente.
José Luis Navarro
Fotos: Remedios Malvárez
Cortesía de Cajasol

Lugar: Sala Turina (Sevilla)
Fecha: 13 de marzo de 2014.