viernes, 21 de febrero de 2014

Un concierto pudorosamente erótico

El Diccionario de la Real Academia Española da varias acepciones a la palabra "erótico". La primera es "Perteneciente o relativo al amor sensual". Algo de esto hubo en el concierto que Sara Arguijo tituló Confesiones de una coplera erótica. La segunda, más acorde con lo que la mayoría relaciona con esa palabra dice "Que excita el apetito sexual". Nada de esto apreciamos anoche. Y no es que Sara no se metiera en terrenos propicios para excitar al respetable. Que sí lo hizo con esa dichosa pulga que a principios del siglo pasado se buscaba afanosamente en sus ropas y sus carnes entre los alaridos del público la Bella Chelito, aquella diosa del sicalipsis y del llamado "género ínfimo". Sara estuvo muy discreta en la búsqueda. Apenas alguna insinuación de nada.  La tercera acepción la refiere la RAE a la poesía y dice escuetamente "Relativa al amor".  Y esto es exactamente lo que fueron el concierto y las coplas de Sara.



Las Confesiones de Sara hablaban del amor, de las mil y una peripecias de la relación amorosa. Lo hizo con letras que hicieron famosas, entre otros, La Coquito, Lola Flores, Juan Manuel Serrat, María Jiménez, Manzanita y Chavela Vargas. Sara hizo un extenso recorrido por la canción española a base de baladas, boleros, cuplés, tangos y rancheras. Y lo hizo con elegancia, buen gusto, muy buena voz y, sobre todo, con honestidad, sin alterar en ningún momento el timbre de su voz para imitar a nadie.



Le acompañó a la guitarra Guillermo Guillem, un flamenco ortodoxo ―así lo definió Sara― que no solo no le hace ascos a la copla, sino que la interpreta estupendamente. A las palmas se sumaron Nuria y las dos Vanesas, la rubia y la morena. Los cinco hicieron las delicias de todos los que nos congregamos en La Caja Negra.


Antes estuvimos en la inauguración de la exposición de fotografías de Nico Salas que rendían tributo a "Los supervivientes en el siglo XXI del Rock Sevillano". ¡Enhorabuena, Nico! La pueden visitar en El Corral de Esquivel (Alameda de Hércules, 30).

José Luis Navarro
Fotos: Berni