No pudo empezar con mejor pie el ciclo "Flamenco viene
del sur" de 2014, porque la presencia de Rocío Márquez ya justifica la
existencia de este tipo de circuitos. Lástima que no puedan disfrutar de su
cante dentro de él en otros teatros y otras provincias. Rocío es una cantaora
joven que sigue subiendo peldaño a peldaño las escaleras que la llevan a un
sitio de privilegio en el panorama actual del cante flamenco. Ya ha conseguido
mucho y mucho va a seguir logrando en un futuro muy cercano.
Anoche dio un concierto de verdadero lujo. Cerraba una etapa
en su trayectoria artística reciente que ha tenido como referente principal Claridad, el disco presentado en 2012. Se
presentó muy bien arropada con Alfredo Lagos a la guitarra, Agustín Diassera a
la percusión y Los Mellis haciéndole coros y tocando la palmas. Con ellos volvieron
a sonar en el Central las bulerías que hizo en recuerdo de La Perla y Vallejo, los
abandolaos, la guajira ―espléndidos Lagos y Diasera―, la jotilla de Aroche y los
fandangos que escuchaba a su madre y a su tía, la nana que le cantó a su
sobrina, sus tangos, esa portentosa seguiriya que dedicó a su maestro, José de
la Tomasa, con la que siempre nos destempla y nos eriza los vellos, sus cantiñas
y, para terminar, unos fandangos a boca de escenario y sin megafonía.
Rocío quiso también hacer algo nuevo y nos anticipó un tema
que con letra de Daniel Olmo y música suya y de Lagos ha grabado para el disco
benéfico que Amnistía Internacional dedicará en su serie "Minimúsica"
al mundo de la Educación. Una muestra más de lo buena gente que ella es.
Fue un soberbio concierto con cantes que, siendo clásicos,
sonaban nuevos en la voz y el sentir de Rocío. Porque la onubense, además de
cantar sus propias letras, tiene un sonido personal y propio con el que renueva
todo lo que hace. Una voz que funde la belleza de una soprano con el
temperamento y la garra de una cantaora.
José Luis Navarro
Lugar:
Teatro Central (Sevilla)
Fecha: 25 de
febrero de 2014.
