domingo, 23 de febrero de 2014

En la memoria del cante

La Historia se reescribe continuamente. Hoy el Concurso de Cante Jondo de 1922 es un hito en la historia del flamenco. Antes de celebrarse era una ilusión compartida por muchos. En su organización hubo errores tan bienintencionados como trascendentales. Cuando se bajó el imaginario telón fue una decepción para algunos, Falla entre ellos. Ahora ha servido de argumento para que Rafaela Carrasco monte con apenas cuatro mimbres un magnífico espectáculo. Y es que es imposible sacarle mayor partido en solo dos meses a unas músicas enlatadas, cuatro sillas, un tabladillo de escasos metros, una especie de baranda de balcón en la que no cabían ni tres personas y a un puñado de jóvenes armados de fe y ganas de triunfar en el mundo del baile.

En la memoria del cante es un homenaje que el baile tributa al cante. Así de sencillo. Algo tan clásico como elemental, porque siempre se ha bailado al cante, aunque hoy veamos un día sí y otro también cómo se menosprecia el cante a base de interminables zapateados.

La obra comienza con el manifiesto, en la voz de Francisco Suárez, que firmaron Manuel de Falla, Oscar Esplá, Enrique Fernández Arbós, Joaquín Turina, Conrado del Campo, María Rodrigo, Manuel Jofré, Federico García Lorca, Ramón Pérez de Ayala, Juan Ramón Jiménez, Tomás Borrás, Fernando Vela, Enrique Díez Canedo, José Ruiz de Almodóvar, José María Rodríguez Acosta, Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Giner de los Ríos y Fernando de los Ríos. A partir de ahí se rinde tributo a voces y toques históricos: Ramón Montoya, Manuel Torre, Pastora Pavón "La Niña de los Peines", Manolo Caracol, Antonio Chacón y Diego Bermúdez "El Tenazas".

Rondeña  de Ramón Montoya
Rafaela Carrasco y David Coria, con las aportaciones de Ana Morales y Hugo López, alcanzan con sus coreografías momentos memorables. Hubo, especialmente, tres hallazgos que nos sorprendieron y nos cautivaron por su originalidad: la rondeña de Montoya, la zambra albaicinera y la saeta de Pastora. Seis bailaores dan vida y ponen formas a las seis cuerdas del toque de Montoya. Todo un alarde de imaginación y fantasía. Palmas, cantes y guitarras funden en un inspirado pasaje todos los sones y danzas del Albaicín granadino. La saeta fue una grandiosa incursión en los arriesgados territorios de lo nuevo.  Fue también un momento más de la espléndida actuación de Ana Morales, una bailaora que crece día a día en creatividad y arte.

El espectáculo lo cerró Rafaela Carrasco, reproduciendo a su manera sobre las tablas del Central la actuación de Juana la Macarrona la noche del 13 de junio de 1922 en el Patio de los Aljibes de la Alhambra de Granada. Nos gustó cómo adornó la escobilla clásica de las alegrías, aunque no entendemos qué justificaba su vestuario. 

Y a modo de telón final, la misma lluvia que levantó apresuradamente de sus asientos al público de aquel lejano 14 de junio del 22 puso fin a este estreno del Ballet Flamenco de Andalucía.

Nuestra enhorabuena a Rafaela, a sus músicos (Antonio Campos, Jesús Corbacho, Miguel Ortega, Juan Antonio Suárez "Cano" y Jesús Torres), y a ese estupendo cuerpo de baile (Alejandra Gudí, Florencia O'Ryan, Laura Santamaría, Paula Comitre, Carmen Yanes, Eduardo Leal, Antonio López y Alberto Sellés), liderado por Ana Morales, David Coria y Daniel Navarro.

José Luis Navarro

Lugar: Teatro Central (Sevilla)
Fecha: 23 de febrero de 2014.