jueves, 30 de enero de 2014

Nos dejó Félix Grande


Hemos perdido a otro amigo al que tantos le debíamos tanto. Recuerdo cuando cayó en mis manos su Memoria del Flamenco. Estaba yo entonces preguntándome qué sería eso del cante jondo y tengo que confesar que me sedujo con su gitanismo militante. Pero es que Félix escribía tan bien... ¿Quién se podía resistir a sus palabras, tan precisas, tan poéticas? Sus argumentos, como sus conferencias, siempre estaban perfectamente estructurados. Y luego, para terminar de convencernos, estaba su voz, varonil, caliente, bella. Sé que debo a su defensa el Premio Demófilo ―estas cosas siempre terminan sabiéndose por muy secretas que sean las deliberaciones de un jurado― y no me extraña. Sus razonamientos resultaban siempre convincentes envueltos en sus palabras y dichos con ese rostro suyo que irradiaba bondad. Después tuve la suerte de compartir con él jurado en algún certamen y pude comprobar la justeza de sus fallos ―pocos sabían tanto como él de guitarra―, ajenos a cualquier tipo de conveniencias políticas. Félix, un poeta tan importante, era sin embargo, una persona sencilla, afable, cercana. Te vamos a echar mucho de menos. Descansa en paz, amigo.

José Luis Navarro



Demasiado pronto

Uno siempre tiene la sensación de que la muerte llega demasiado pronto cuando le llega a alguien cercano. Y es que, como en tu caso Félix, hay gente que debería ser  inmortal para seguir sirviendo de referencia a los que se quedan. Tú has sido la gran estrella poética del flamenco y los innumerables cursos que has dirigido han ido abonando la semilla del flamenco por doquier. En ellos, aparte de los contenidos programados, el verdadero lujo ha sido siempre escucharte a ti, sentir tu visión poética, palpar tu enorme sensibilidad humana, admirar tu sobrecogedora fuerza y maravillarnos con tu arte, que sobresalía inevitablemente  por encima de todo. Gracias por el impagable privilegio de compartir mesa contigo en algunos de ellos.
Adiós Félix, amigo, paisano y maestro, ya te estamos echando de menos.
Eulalia Pablo