martes, 17 de diciembre de 2013

Trinidad Huertas "La Cuenca"


Réquiem por la Cuenca

Por José Luis Ortiz Nuevo

     Veníamos sabiendo de ella poco a poco conforme se averiguaban cosas de su breve estancia en este barrio y ya alcanzábamos a vislumbrar dónde y cuándo se despidió del mundo pero sin certezas; hasta que ahora -al fin, y gracias a las informaciones que me proporcionó el investigador cubano Francisco Rey Alfonso-, podemos anunciar a las gentes de la afición que la memorable bailadora malagueña Trinidad Huertas “La Cuenca” murió en La Habana, el 2 de octubre de 1890.


     Es lo que he podido constatar en un reciente viaje a Cuba, donde aún no llegó la aldea digital a sus hemerotecas y es preciso seguir indagando las cosas hoja a hoja, página a página, y muchas están fatalmente en grave deterioro, lo que duele y retarda la investigación, la conduce por el cauce de un danzón conturbado que excita la curiosidad…; 

     Y fue así que el diario habanero La Discusión, el viernes 3 de octubre del año referido, publicó una breve gacetilla que decía así:

¡Misté la pobre Cuenca! 
Después de cansarse de bailar en este mundo y en el otro, después de cruzar los mares varias veces en busca de aplausos… y dinero; después de arrancar gritos de entusiasmo a cien públicos más o menos flamencos, se dejó morir aquí, en un Hotel de la calle de la Industria, sola y olvidada, al cabo de varios meses de continuos padecimientos. 
Anoche un velorio muy parecido a una juerga y hoy a la fosa.
¡Pobre Trinidad! Poco darás que hacer a los gusanos.
Breve y aprovechada necrológica de la estrella que se apagó demasiado pronto, cuando aún podría haber brillado mucho más, si Dios o la Naturaleza lo hubiesen consentido, pero no lo consintieron.


     La bailadora murió y lo hizo la mar de joven, de modo que si el nacimiento de Trinidad -como recién ha demostrado Manuel Bohórquez- tuvo lugar en Málaga el 8 de mayo de 1857, quiere decirse que la paisana vivió exactamente la edad de Cristo. 

     ¡Es mester ver: en aquel entonces: desarrollar tanto en tan escaso tiempo! Y a remate cuentas morir sola, según parece esquelética, y lo peor: olvidada, cuando hacía nada de sus triunfos fabulosos en París y en México y en Nueva York y en la opulenta Habana…


El Teatro de Tacón lo ocupa ahora, provisionalmente, la Compañía de Zarzuela del Teatro Cervantes y el miércoles se efectuó la primera función -tres diferentes piececitas cómico-líricas y bailes- con la casa llena y los palcos -todos- ocupados por nuestras principales familias, como una noche de estreno de ópera.
La novedad que tanto y tan distinguido público llevó al coliseo de la calle del Prado, fue la Cuenca, una flamenca pura, que remeda a los toreros con suma gracia y toca la guitarra con mucho sentimiento, arrancándole notas gemebundas, como el suspiro del Rey moro, o melancólicas, como el ¡ay! del amante que llora ausencias e ingratitudes de una pérfida mujer… 
                                                                                                   Enrique.

(La Habana Elegante. 5 de febrero de 1888)

     En efecto, estamos a dos años y pico del deceso y ya ven de qué modo se seguía su baile y otro sí su ponderada habilidad como tocadora de guitarra a lo flamenco. 

     De esta temporada, iniciando el ochenta y ocho, teníamos otros datos, que ya se difundieron; pero no así los que a continuación se publican, descubiertos ahora, y que enseñan cómo en estos meses previos inmediatos a su muerte, la malagueña se mantuvo en pie y bailó lo suyo:

     Otoño de 1888:

TEATRO CERVANTES.- La empresa de este pequeño teatro anuncia para el próximo sábado la reaparición en la escena de la célebre bailadora del género flamenco Trinidad Cuenca.

(La Unión Constitucional. 18 de octubre)

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Teatro de Tacón.- La compañía que actúa en el Teatro de Cervantes se trasladará esta noche al principal de nuestros teatros donde ofrecerá una representación más de la preciosa opereta Las campanas de Carrión y un intermedio de baile flamenco por la señora Cuenca.
(La Unión Constitucional. 28 de octubre)

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Espectáculos. Teatro Cervantes. Baile español al final de cada acto.

(La Unión Constitucional. Octubre y Noviembre)

          Al año siguiente parece que hizo un furtivo viaje a Nueva York:

Partidas: Para New York: Trinidad Huertas (a) La Cuenca, una morena soberbia. Le deseamos buena suerte y pronta vuelta.
                                                                       Conde KOSTIA.

(La Habana Elegante. 1 de enero de 1889)

     O tal vez no se produjera y fuese sólo un falso rumor pues -según los medios del momento- a lo primero de enero volvería a los escenarios habaneros, anunciada en versos:

ALBISU: EL TEATRO DE LA DICHA

                                                                   Otra vez Cádiz anoche

                                                                    y Certamen Nacional

                                                                    y otro lleno en cada tanda,

                                                                    por variar…

                                                                    La Cuenca muy aplaudida,

                                                                    y con razón, en verdad,

                                                                    pues es toda una flamenca.

                                                                    ¡Vaya un modo de bailar

                                                                    y de mover los pinreles

                                                                    y las manos a compás!...

                                                                    ¡Viva el garbo de la tierra

                                                                    más barbiana y más juncal

                                                                    que Dios crio para asombro

                                                                    de toda la humanidad!...

(La Unión Constitucional. 10 de enero de 1889)

     Ciertamente ripiosos a más no poder pero ilustrativos de quién era el personaje y de la pleitesía con que se le trataba. En versos, manque fuesen pésimos, y en prosa periodística de la época:

Teatro Albisu.- El Invencible es como debería llamarse este afortunado teatro, desde que sus destinos corren a cargo de Robillot y Cía. Mientras se da el último toque a la gran zarzuela La Bruja (estreno reciente y exitoso en Madrid) … se pone hoy en escena la inagotable Marina y la popular ¡Cádiz! con las novedades de que, en esta última, el papel de CURRA y MAJA estará a cargo de ese montón de gracia que se llama CARMEN LATORRE y de que la primera bailarina Doña Trinidad Huertas “La Cuenca” tomará parte en el primer cuadro y segundo acto y bailará con esa sal torera que Dios le ha dado para recreo de la gente barbiana el célebre tango inmortalizado por la Chatilla de Albisu

(La Unión Constitucional. 28 de enero)

     Verlahí como la todavía joven Trinidad continuaba activa incorporando repertorios nuevos a sus estelares bailes de “la Corrida de Toros” y “la Feria de Sevilla”. Y era primera bailarina a la sazón y gloria. 


      Pero de seguida se derrumbó todo. El mal estaba haciendo sus estragos y posiblemente la iría retirando de la escena conforme avanzasen las dolencias. De ello debemos indagar los cabos que siguen sueltos. Entre otros verificar si el baile andaluz que se representaba en el Gran Teatro de Tacón a principios del noventa era interpretado por ella, su creadora.

Gran Teatro de Tacón.- La preciosa zarzuela en tres actos Los comediantes de antaño; en el intermedio del segundo al tercer acto el baile andaluz La Feria de Sevilla.

(La Gaceta de La Habana. 25 de enero de 1890)

Y después de este aviso -con la debida reserva y hasta que aparezcan otras referencias- ya no hubo más por mor de ella o de sus bailes o de sus hechos en la ciudad, de mientras transcurrieron los últimos meses de su vida, aguardando amargamente la hora.

LA CUENCA.- Según leemos en algunos colegas, ha fallecido a consecuencia de la enfermedad que ya sufría cuando estuvo la última vez en esta capital, la aplaudida bailarina, especialista en el género flamenco Trinidad Huertas, conocida por la Cuenca.
¡Descanse en paz la artista coreográfica!

(La Unión Constitucional. 4 de octubre de 1890)

     Este mismo día, el diario La Discusión, que en el anterior dio la primicia del óbito; en su sección de agenda, invitaba a los habaneros a la Retreta de la Banda de Música del Batallón de Cazadores de San Quintín, en el Parque Central, donde sus hábiles profesores interpretarían, entre otros números, un popurrí de Aires Nacionales y Malagueñas para cornetín.


     Fuese o no coincidencia del “azar concurrente” según el maestro Lezama Lima, pero aquella noche del primaveral otoño habanero, las sentidas notas de la melancólica malagueña para cornetín, sonarían a llanto de duelo por la pérdida de Trinidad, y fueron a su modo un réquiem por la bailadora muerta.