lunes, 28 de enero de 2013

El baile flamenco en imágenes

Hoy os traemos, a modo de muestra y primicia, un capítulo del libro, publicado recientemente, con el título de El baile flamenco en imágenes. Es el capítulo XX y dice así:


París, Nueva York, La Habana, Berlín...

Nada más acabar de configurarse como una danza distinta, como un género diferenciado, el baile flamenco traspasa nuestras fronteras, viaja a París, cruza el gran charco para presentarse en Estados Unidos e Hispanoamérica y hace una gira por Centroeuropa.


Rosita Mauri
Todo empezó en París con una fiesta benéfica organizada en el Hipódromo en 1879. Aquella noche el Todo-París, entre pasodobles, toreros, mantillas, cantes y bailes andaluces —el baile fue cosa de Rosita Mauri—, se dedicó a españolear por todo lo alto.

Luego, en 1880, llegó una artista que reunía todo lo que encandilaba al público parisino. No solo era bailaora, sino que además llegaba con fama de torera de verdad. Era la malagueña Trinidad Huertas la Cuenca. Debutó en el Teatro Atheneum y enloqueció a todos con sus torerías. Antes, le había precedido en estos menesteres una tal Mademoiselle Gómez, probablemente su maestra en estas lides.

Carmencita Daucet y La Cuenca
En 1887 vuelve la Cuenca al Nouveau Cirque parisino. El espectáculo se titula La feria de Sevilla y la acompaña otra pionera en las aventuras transpirenaicas: Carmencita Dauset.

Y de París a las Américas. La Cuenca fue la primera en cruzar los mares. Viajó a Méjico, Cuba y a Nueva York, donde debutó con éxito rotundo de prensa y público en el Koster & Bial’s el 2 de julio de 1888.

Carmen Dauset «Carmencita» llegó a Nueva York un año después. Debutó el 7 de agosto de 1889 en Niblo’s Garden, en un espectáculo titulado Antiope. Pero esto no fue más que un aperitivo. Su auténtico debut en Nueva York, llegó el 5 de febrero de 1890, también en el Koster & Bial’s. Allí Carmencita consiguió volver locos a todo tipo de públicos: artistas, damas y caballeros de la mejor sociedad, señoritos petimetres, damiselas descocadas y jovencitas curiosas. Todo el mundo del arte. Todo el mundo de la moda. Todo el mundo.

Carmencita Daucet
En un primer momento, la alta sociedad organizó fiestas privadas para verla bailar a sus anchas, sin tenerse que mezclar con el público de dudosa catadura moral que asistía al Koster & Bial’s. Pero la cosa resultaba más cara de lo que podían pensar, porque Carmen le ponía precios, a veces verdaderamente desorbitantes, a estos caprichos de la sociedad elegante. Y, claro, todos no podían permitírselo. 

Carmencita
Entonces, se llenaron de valor, organizaron grupos y alquilaron palcos para ver a su diva de medio tapadillo. Además, para pasar aún más desapercibidas, en muchas ocasiones, las jovencitas se solían disfrazar de varones, con pantalones y casacas.

Parecía que la popularidad de Carmencita había tocado techo. Pero no. Todavía le quedaban peldaños por escalar. El primero lo subió el 30 de enero de 1891. Ese día le habían organizado un espectáculo en su honor. Lo llamaron “Carmencita Ball” y tuvo lugar en el anfiteatro del Madison Square Garden. Allí se reunieron unas 12.000 personas para verla bailar. Ella apareció montada en una carroza —dorada y verde, cuentan las crónicas— y una vez más subyugó a todos.

John S. Sargent. Carmencita. 1890.


William M. Chase. Carmencita. 1890.



Entre quienes quedaron prendados de nuestra Carmencita destacan los nombres de dos pintores —John S. Sargent y William M. Chase— y un cineasta —Thomas Edison—. Gracias a Sargent, el rostro y la figura de esta encantadora bailarina cuelga en el Museo Orsy de París. Gracias a Chase, lo hace en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Gracias a Edison hoy podemos ver al menos unos instantes de su baile. Fue además la primera escena de este arte que se grabó jamás. Se tituló Danza Española y fue rodada en 1894.

Danza española


L. Jiménez. Gitanas en París


En 1889 se celebró en París una Exposición Universal y allí, en el Gran Teatro de la Exposición se lució Juana la Macarrona.



Juana Vargas la Macarrona

Después, en 1895, se organizó una compañía para llevar el flamenco a las principales capitales europeas. De esa gira nos han llegado noticias de su paso por Berlín, donde llenaron cada noche las 2.500 localidades del teatro donde actuaban.


Los flamencos que viajaron a Berlín en 1895

Formaban el grupo de baile Juana Vargas la Macarrona, Antonia García la Gitana, Salud y Dolores las Hijas del Ciego, María de Haro la Cotufera, Antonia García Vargas, Enriqueta Macho, María Bocanegra, Amalia Pimenté, Matilde Prada, Josefa Gallardo la Coquinera, Carmen la de Pichiri y Antonio de la Rosa Pichiri.

Entre todos dejaron abiertas de par en par las puertas de los teatros europeos y americanos para el baile de los cafés de cante.

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