Hacia 1950 la mariana había caído en el olvido. Muy pocos la conocían y menos aún la interpretaban en conciertos y recitales públicos. Sin embargo, en 1954, para fortuna del patrimonio flamenco, la primera antología que se graba de este género musical la saca de ese lamentable estado de amnesia colectiva.
Yo vengo de Hungría,
con mi Mariana
me busco la vía.
con mi Mariana
me busco la vía.
Sube, Mariana, sube
por aquellas montañitas
arriba, sube Mariana.
Mariana macarone,
mi arma te quiero.
mi arma te quiero.
No pegarle, por Dios, más palitos
a la Mariana,
porque la pobrecita era
manquita y coja,
coja, lelé, lelé.
a la Mariana,
porque la pobrecita era
manquita y coja,
coja, lelé, lelé.
Salga la luna,
la luna y el sol,
si quieres que yo a tí te quiera,
ponme fianza;
de tu querer no me fío,
carne de mis carnes,
porque eres muy falsa.
Y así la cantaba Bernardo:
José Luis Navarro