lunes, 26 de noviembre de 2012

Entrevista con Conchi Murcia


Conchi Murcia es la pareja de baile de Alberto Sellés. Así que, después de entrevistarle a él, nos pareció oportuno entrevistarla a ella también.


Eulalia Pablo: Bueno,  ¿qué hace una murciana aquí en Sevilla, bailando por soleá. Vamos a ver,  explícamelo.

Conchi Murcia: ¡Eso digo yo! Yo llevo aquí cuatro años, es decir, este es mi quinto año.

EP: No, no, primero identifícate, como en la policía. Nombre, fecha de nacimiento, etc.

CM: Yo me llamo Conchi Sánchez Murcia. Aunque  Sánchez es mi primer apellido,  pero me he quitado el Sánchez porque no es muy flamenco y el  Murcia porque yo a mi tierra la llevo donde sea. Nací el 11 de enero de1988, tengo 24 años. Yo tengo una hermana mayor que baila danza clásica, y yo con tres o cuatro años la veía que se cogía su mochila, se preparaba sus zapatillas de ballet, entraba en clase, yo  la veía y eso me llamaba la atención. Pero no me llamaba la atención lo suficiente como cuando yo la vi ponerse unos zapatos de flamenco y me dije: “¡esto es lo mío!” Y ya de pequeña,  poco a poco, poco a poco, empecé, empecé y metí  la cabeza en el conservatorio.

EP: O sea, ¿empezaste en casa?

CM. ¡Claro!, mi hermana bailaba y ella hacía de profesora y yo era su alumna. Típico juego de hermanas. Yo era más movida, a mí bailar me gustaba, pero necesitaba mi falda con los volantes,  mis flores en la cabeza y todo. Hice la prueba para el conservatorio. Antes de entrar en el conservatorio no di clase con nadie, me prepararon de ballet clásico pero de flamenco no tomé yo clases, aparte de que en Murcia no hay nombres así para flamenco…

EP ¿Quién te preparó de ballet clásico?

CM: Una chica que se llama María Haene? Es de Cartagena, muy buena.

EP: Conocerás a Carmen y Matilde Rubio.

CM: Están en el conservatorio, pero no he coincidido nunca con ellas, nunca me han dado clase.

EM: ¿Y a Estefanía?

CM: ¿Estefanía Brao? Sí ella me dio clase un año. Empecé con ocho años en el conservatorio,  hice mis diez años de carrera y estuve hasta los 18 y la que me enseñó lo que sé, doy gracias porque me haya enseñado ella, fue una maestra muy buena, que falleció, se llamaba Puri López. Hay dos compañías en Murcia de flamenco, la de Carmen y Matilde y la Compañía murciana, que la llevaban Odilia Bella y Puri López. Carmen y Matilde salen más, viajan más. Puri fue la que me enseñó y ahí aprendí escuela bolera, estilizada, ballet clásico y flamenco. Hice mi bachillerato y selectividad y, a través del curso de verano del cante de las minas conocí la Fundación. La Fundación de Cristina Heeren siempre iba, se llevaba a Milagros, se llevaba a Rafael Campallo, El Choro. Ahí hice cuatro años seguidos con Rafael Campallo, que a mí me encanta, y le dije a mi padre y a mi madre: yo quiero ir, yo quiero ir, yo quiero ir, y con 19 me vine, tomé clase tres años aquí con casi todos los profesores de la Fundación y además con Milagros Mengíbar de bata de cola. Ahora estoy moviéndome fuera,  tomando clases con quien puedo y bailando con quien puedo.

EP: Pero, ¿sigues en la fundación?

CM: No, este año no.

EP: Ya has terminado.

CM: Sí, estuve tres años y el año pasado ya me fui.

EP: ¿En la fundación tomáis solo clase de baile?

CM: No, hay una clase teórica. La da Pepa Sánchez, la hija de Naranjito. Es muy buena maestra. Lo que te iba a decir es que cuando salí de Murcia me di cuenta de una cosa. Tengo conocimientos de baile en general, un poco de baile clásico, un poco de escuela bolera, un poco de flamenco, pero llegué a Sevilla y me di cuenta de que no sabía nada.

EM: ¿Por eso te viniste a Sevilla?

CM: Sí, Porque yo quería bailar flamenco y porque yo quería estar en Sevilla. Desde pequeña, veía un cartel con la palabra Sevilla y decía: “yo quiero ir a Sevilla, quiero bailar allí”. Aunque yo quiero mucho a mi tierra, sé las posibilidades que tiene Murcia y Murcia no lleva a mucha gente a dar cursillos. En Murcia no tengo la posibilidad de trabajar con quien trabajo aquí. En Murcia he tomado clase con Belén Maya, que fue al conservatorio una semana. Yo tenía 11 o 12 años, con Javier Latorre, con el Güito tomé clase, y con Campallo, ya lo he dicho, y con Milagros también tomé clase una semana; pero eso, cuando llegué aquí y vi realmente lo que es el flamenco, me entró como el bajón y pensé:  ¡Uf!, 19 años ya, tampoco he hecho ningún concurso, ni tengo premios, pero bueno, pues a empezar de cero como si tuviera  ahora cinco años  y estuviera en el salón de casa con mi hermana. Poco a poco,  empecé con la bata de cola, me encontraba muy a gusto con la bata de cola. Milagros me ha ayudado mucho, me ha apoyado mucho, y se ha volcado mucho en mí, quizá por la manera de bailar que tengo, que a veces me comentaba, se ve que le recuerdo a ella o no sé.


EM: Tienes el sello de la escuela sevillana, realmente lo tienes, quizá por la elegancia, la finura y el saber qué significa el baile que estás haciendo. No es lo mismo una soleá que una seguiriya o que unas alegrías y eso hay que saberlo, pero la gente ahora no lo sabe.

CM: Lo de la elegancia…, siempre me han tachado un poco de ser solo exclusivamente elegante. Siempre me decían "Es que tú no sales de subir un brazo  y el flamenco tiene muchas más cosas". Cuando llegué aquí me decían que de un cuadradito no me movía, que ni me remetía, ni aquí hacía lo que tenía que hacer.

EP: No, pero tú también le pones lo tuyo. Es que la elegancia no hay que tomarlo como algo negativo. Cuando digo que eres elegante es un piropo. ¿A ti te impone un escenario, Conchi?

CM: Sí, me impone. De hecho yo he bailado muy poco, porque  es algo que poco a poco  he ido superando. De hecho, yo no  me sentía capacitada  para hacer un baile de tantos  minutos  o de sentirme bien y que la gente dijera : “Oye, pues baila bien”.  Siempre me he sentido un poco menos de lo que era,  que tampoco digo que yo sea…, yo qué sé,  pero me siento menos de lo que soy, me valoro poco. Y ahora mismo que estoy empezando  lo que leí que me pusiste —gracias, por cierto— Eso para mí fue… La verdad es que en Murcia  siempre he tenido un poco de mala suerte con los profesores que he tenido. Siempre me han achacado mucho la altura mía, que si soy muy alta, que tal, que cual…

EP: ¿Pero eso es un problema?, ¿desde cuándo lo es para una artista? ¡Por Dios Santísimo!

CM:  Para la gente del conservatorio sí, a excepción de Puri López, que es mi maestra de corazón, pero los demás siempre… Entonces he tenido muchas cosas de esas,  de no puedo hacer tal, no puedo hacer cual. Y cuando llego a aquí y veo lo que puedo hacer,  las oportunidades que me dan y que se puede… Por eso cuando veo esas cosas, pues me gustan.

EP: Pero tú en el escenario no eres igual, quiero decir, tú fuera eres más bien tímida. No es lo que pareces en el escenario.  En el escenario cambias.

CM: Yo creo que todos cambiamos en el escenario. Precisamente cuando veníamos [Alberto Sellés y ella] hacia acá estábamos hablando de cuando estamos en el vestuario y está el cantaor ya empezando con la letra y tenemos que salir, que estamos los dos como… 

EP: Tú sales muy bien, porque hay que ser artista ya desde antes de entrar en el escenario hasta que sales.

Alberto Sellés: Yo tengo que concentrarme, porque tengo que entrar a mi película, no sé, bueno, yo rezo y todo, parece como que voy a salir al ruedo. Me acuerdo de mi gente. A mí, esos momentos creo que  me ayudan también. Yo creo que si no bailara, estaría en depresión. A la hora de salir, yo digo o salgo o salgo, es como que tengo que coger el toro por los cuernos, como se suele decir.

EP: Ya que nos hemos referido a la escuela de Sevilla, ¿qué diferencias veis entre las diferentes escuelas, la de Madrid, por ejemplo?

AS: Es distinto, yo no lo veo ni mejor ni peor, creo que la de Madrid es más técnica, la técnica es más fuerte, aquí, a lo mejor es otra cosa, Sevilla tiene también su técnica, pero es distinta.

CM: Sevilla es arte. La palabra arte es Sevilla.

EP: Y entre Sevilla y Cádiz ¿hay diferencias?

AS: Si, yo creo que sí, a lo mejor, no sé, no sé, pero creo que otra zonas, por ejemplo, Jerez tienen una forma distinta, muy parecida, pero no tan drástica como la diferencia con Madrid.

EP: Cádiz tiene la gracia, más alegría, el baile es más abierto ¿no?

AS: Puede ser, puede ser. Yo noto otra cosa, en los bailaores, por ejemplo, Andrés Peña, el Grilo, cuando bailan por alegrías, es parecido a aquí, pero tienen otro punto.

EP. ¿Y Granada?

AS: Tiene una escuela, como la del Sacromonte, es como más agresiva, La Moneta…

EP: ¿Has visto a Patricia Guerrero?

AS: ¡Ah, Patricia Guerrero, eso te iba a decir, hay también excepciones. Es menos agresiva, tiene su punto de cabeza.

EP: Se ha estilizado mucho. Nosotros la vimos bailar en el Sacromonte hace unos cuantos años y tenía el baile de allí. Luego lo ha depurado.

AS: ¡Está guay, eso de llevar la propia tierra, pero también aprender otras cosas.

EP: Ahora mismo, yo creo que tiene una síntesis entre Granada y Sevilla, que está muy bien.

AS: Está muy bien, a mí me gusta mucho. Yo pienso que hay que coger de todas las escuelas lo mejor de cada una, lo mejor de Madrid, lo mejor de Sevilla, lo mejor de Granada.

EP: Y también lo que a ti te vaya, porque,  ¿dónde acaba la escuela y dónde empieza tu propia personalidad?, ¿un bailaor aporta su personalidad?

AS: ¡Claro, siempre! Y por eso mismo también está la escuela. La tierra mete mucho en la personalidad de cada uno.

EP: ¿Cómo veis vosotros el tipo de espectáculo como el de  La Caja Negra o el Garufa?, lo que podríamos llamar un flamenco fuera de los circuitos tradicionales.

AS: Me parece muy bien que haya sitios así, más cercanos a la gente. A lo mejor un tablao no puede ser cercano a todo el mundo, por el precio y todo eso.

CM: Ayuda a gente que estamos empezando ¿No?


EP: Y además vais más arropaos por los amigos que están allí y no arriesgáis demasiado. Y sobre todo que se os proporciona una práctica para coger tablas, ¿no?

AS: Y más ahora que con la crisis, quizá cueste más trabajo bailar. Que te salga trabajo es más complicado y nosotros lo que queremos es bailar.

AS: Quizá, para mí lo más desconocido sea un teatro más grande, por eso me gustaría experimentar más y entrar en una compañía para coger práctica y poder trabajar en ese tipo de escenario. El tablao tiene su encanto y las Peñas también. Cada cosa tiene su punto y siempre tienes respeto por todo,  pero el tablao y los sitios pequeños son más recogidos y es más cercano el contacto público-artista. La parte negativa es que si estás acostumbrado a un escenario pequeño, cuando llegues a un teatro, se te va a quedar muy grande, porque vas a tener que rellenarlo todo y al contrario. Así que hay que saber adaptarse a cada sitio.

EP: Oye, el otro día me dio a mí la sensación de que tú salías un poco como protector, sobre todo con ella. ¿Es así o no?

CM: ¿Protector?

EP.  Sí, de alguna manera te protegía, te animaba.

CM. ¿Conmigo?, Sí, sí. El me apoya mucho, porque me conoce y sabe lo que a mí me cuesta. Y yo no tengo mejor apoyo que él y él sabe que yo lo necesito, porque me conoce.

EP: ¿Por tu falta de seguridad, de confianza en ti misma?

CM: Sí, sí.

EP: Oye,  y un poquito de cotilleo. ¿Cómo os habéis conocido vosotros?

CM y AS: Aquí en la Fundación.

CM: Yo lo conocí siendo muy niño. Además,  la primera persona que saludó fui yo. Nos vimos y como lo vi tan pequeño, le dije: “¡Hola!, ¿qué tal?”

EP: Pues ya ves tú el pequeño lo que ha dado de sí, que ahora te protege en el escenario. Yo os estuve observando y  me dio la sensación de que  estaba como diciendo ¡Ole mi niña!

AS: ¡Ja, ja!  Estuvo muy bien, estuvo muy bien.

EP: Pensáis seguir explotando ese baile de pareja —lo digo un poco como pregunta y también como sugerencia—, como Antonio y Rosario, Cristina y Gades, y Pilar López con Alejandro Vega, que prodigaban ese tipo de baile. Completa mucho la visión del baile de hombre y  el de mujer.

AS. A mí me gusta.

EP: No sé si habéis visto por ejemplo una seguiriya de Antonio Gades y Cristina Hoyos delante de la torre de Pisa. Es una preciosidad.

CM. Nosotros vemos muchos vídeos de pareja.

EM: ¿Y mirar atrás?

AS: Sí la verdad es que sí, yo creo que la innovación está en mirar atrás, porque encontramos cosas y ¿qué mejor forma de hacerlo que innovar a partir de lo que ya se ha hecho?

EP: Ese es otro problema, que la gente no ha visto a los grandes bailaores, y se nota. Y ¿qué más queréis decir?

AS: Que muchas gracias por hacernos esta entrevista.

EP. A vosotros.

Los dos han llegado al baile flamenco por distintos caminos, Alberto desde el flamenco y ahora vuelve la vista a otras disciplinas para completar su formación, Conchi,  al contrario. Los dos están repletos de ilusión y con ganas de trabajar para conseguir dar lo mejor de sí mismos. El azar los ha reunido y la simbiosis de ambos como pareja de baile puede dar mucho de sí en el futuro. Esperemos que sea así.
Eulalia Pablo