Anoche pudo ser una actuación histórica. Seguro que nos
queda mucho que disfrutar de las coreografías de Javier Latorre, pero verle
bailar como lo hizo ayer no sé si tendré ocasión de volverlo a vivir. Porque
Javier estuvo en maestro. Bailó "asentado" y "pastueño",
como diría Vicente Escudero, e hizo gala de esa elegancia señorial que imprime Córdoba
a sus artistas. ¡Enhorabuena, maestro!
El baile de Fuensanta la Moneta tuvo dos caras: antes y
después de bailar con Latorre. Antes hizo farruca, malagueña y zapateado, pero
no era La Moneta. Parecía indecisa, perdida en unos vericuetos dancísticos que
no son los suyos. Después se despertó por soleá y seguiriyas y empezó a ser
ella misma, a venirse arriba, a reconocerse y a expresarse como ella es: una
bailaora temperamental. Echó toda la carne en el asador y, por fin, nos sedujo.
Remató su faena por tientos azambraos, jaleos extremeños y soleá por bulerías.
Todo teñido con las maneras propias de Granada.
Foto: A. Acedo. Cortesía de la Bienal |
La acompañaron Luis Mariano a la guitarra, Miguel Lavi,
Antonio el Nitro, Jaime Heredia el Parrón, Juan Ángel Tirado y Juan José Amador
al cante, y Bobote y Miguel el Cheyenne a las palmas y la percusión.