En breve, La Cátedra de Flamencología tiene prevista la presentación en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla de Palimpsesto. Morente in memoriam, el Vol. IX de la serie Flamenco y Universidad. Este proyecto ha nacido en el seno del Programa Interdepartamental de Doctorado "Estudios Avanzados de Flamenco: un análisis interdisciplinar", del que forman parte la mayoría de sus componentes.
No se asusten por el título, Palimpsesto es, ni más ni menos, el flamenco de siempre, remozado con aires, decires y formas nuevas. Se trata, en fin, de innovar respetando.
La recia y cálida voz de José Manuel Castillo acompaña con versatilidad y flamencura la excelente composición musical de Paco Escobar, que él mismo ejecuta con brillantez, ocho fabulosos cortes en los que se reafirma como un gran compositor. También él ha dirigido y orquestado magistralmente el estupendo equipo que lleva detrás. Las coplas son composiciones personales de José Cenizo, Paco Escobar y José Manuel Castillo que parecen, sin embargo, sacadas del acervo popular, y el estuche en el que se presenta el CD, así como el cuadernillo que lo acompaña ilustrando los contenidos, van decorados con las sorprendentes y originales acuarelas de Sonia Vega. Toda una exposición.
Abren unos tientos que arremeten con bravura contra la crueldad y la deshumanización de la guerra. Le siguen unas deliciosas sevillanas para escuchar, rematadas por fandangos. Las alegrías mezclan cantes tradicionales, modulaciones tonales y la luminosidad de la bahía gaditana inunda la guitarra de Paco, que dibuja olas y contagia alegría. El siguiente tema es un híbrido de Farruca y tango argentino, concediéndole también su momento de protagonismo al recitado de José Cenizo. Guitarra y marimba desgranan la soleá, un verdadero acierto que permite además apreciar el buen hacer de Antonio Moreno, un mago de la percusión. Estupendo el cante que hace José Manuel, hondura en el cante, pellizco en los quiebros de su voz y belleza en los bajos. Otro tanto sucede con la seguiriya, esta vez la marimba deja paso a los metales, consiguiendo así, al igual que en la nana, un timbre diferente. La nana que Paco dedica a su hija, arrullada al alimón por las voces del padre y la madre, ahuyenta la inquietud que los sonidos nocturnos provocan en el recién nacido. Es una joya de ternura. El broche final lo pone la bulería que da nombre al disco. En resumen, un trabajo hecho con mimo y una inmensa sabiduría.
Eulalia Pablo