Ha muchas formas de disfrutar del baile flamenco. Como de todas las cosas. ¿Quién no disfruta de ver bailar, por poner un nombre, a Milagros Mengíbar sobre el escenario de un buen teatro? Pero hay otras formas también en las que el disfrute va unido a la sorpresa, al descubrimiento de lo nuevo. Es un baile que se contempla con ojos limpios de todo prejuicio. Baile sin historia. Bailaores sin nombre. Unos bailan bien, otros no tanto, pero en todos hay ilusiones y esperanzas.
Por esto, estuvimos el lunes otra vez en La Caja Negra, porque allí se ofrece lo nuevo, lo desconocido, en un ambiente íntimo. Lo más parecido a esos míticos “cuartitos de cabales” sobre los que tanto se ha escrito y tanto se ha exagerado y tanto se ha mentido.
Primero nos sorprendió una gaditana por alegrías. Les puso temperamento y garbo. Se llama Laura Pirri.
Después bailó Jessi La Kica un taranto. Lo hizo con conocimiento, elegancia y muy buenas hechuras. Su madre es gaditana también y ella lleva además gotas galas en su sangre.
A las dos les auguramos éxitos a no muy tardar. Las acompañaron David Hornillo al cante y José M. Martos a la guitarra. No os las perdáis si tenéis ocasión.