Terminamos este recorrido por los avatares de la joven farruca con un episodio verdaderamente curioso: las fiestas que se organizaban en un convento de Alcaudete con --como debe ser-- farrucas incluidas. Así lo contó un gacetillero de El Motín, el 20 de abril de 1911.
Con motivo de las denuncias hechas por el vecindario de Alcaudete sobre las inmoralidades que de algún tiempo acá se vienen registrando en el convento de Jesús y María, el deán de Jaén, don Saturnino de la Nieta fue a instruir un expediente canónico.Seguidamente se constituyó en el convento, tomando declaración a las monjas e incautándose de una carta dirigida por la religiosa Carlota Carrasco, de veinticuatro años de edad, que se hallaba refugiada en un cortijo inmediato, al padre capellán Arturo Romero y Montilla, organizador e inspirador de todas las “juergas” celebradas en el convento.Se comprobó que hacía un mes próximamente, el reverendo entró después de las diez de la noche en la casa religiosa acompañado de un cantaor y un tocaor de tablao, celebróse una fiesta íntima, a la que asistió toda la comunidad. En ella se consumió gran cantidad de manzanilla y se bailó todo el repertorio de garrotín, tango, farruca, etcétera, etc.El suceso fue comprobado por las manifestaciones de los artistas que tomaron parte, y que se hallan dispuestos a declarar ante el mismo Juzgado, si este se decidiera a intervenir.Algunas familias de religiosas han impetrado cerca del deán el traslado de esas monjas a otros conventos, en vista de esos escándalos, ya conocidos en toda la comarca.Procuraré adquirir detalles del suceso; que es curioso de veras.