domingo, 29 de mayo de 2011

TRINIDAD HUERTAS “LA CUENCA” EN MÉXICO


II
José Luis Ortiz Nuevo



         Más vale tarde que nunca refiere el dicho popular y por él me avengo a estar de nuevo con ustedes en el blog este que nos dimos para recordar acciones de flamencos nuestros en tiempos pretéritos.

         Continuando con la remembranza última, nos traslada el eco de la memoria a 1887, el año en que -por acá- nacieron Aurelio Sellé, Bernardo el de los Lobitos y Pepe el de la Matrona; y de mientras en México la señora Cuenca alborotaba a los públicos con sus bailes taurinos.

         De modo que, según se vio, tras su presentación a fines de septiembre, y de inmediato, la bailadora malagueña se convierte en personaje popular, celebrada por todos los medios, inclusive los editados en inglés y francés, en la capital de la república.

         La formó. En los siete primeros días de octubre, la formó Trinidad Cuenca; del uno al siete refirieron anuncios y gacetillas su éxito tremendo inmenso caudaloso, tanto que hubo quien dijo que ella era significaba la segunda conquista española, pero con  arte, sin sangre, aunque interpretase como nadie una corría e toros en sus sitios y medías.

         Ciertamente una apoteosis o el delirio feliz de ver a la Cuenca en sus bailes famosa, de pronto y ya con mando en plaza:


     Trinidad Cuenca.-Esta aplaudida bailarina dará sus últimas funciones la tarde y noche de mañana en el Teatro Principal.

(Día 1.  El Siglo Diez y Nueve)

***  

     Teatro Principal.- Empresa Leavitt Soot.
     Dos grandiosas y últimas funciones para la tarde y noche del domingo 2 de octubre de 1887.
     La primera a las cuatro y media y la segunda a las ocho y media.

     ¡A los toros! ¡A los toros!

     Trinidad Cuenca, en su nunca visto trabajo, representará por última vez ¡¡Una Corrida de Toros!!

     No hay sangre, no hay caballos muertos, sin embargo parece la realidad.

      Última presentación de Doña María d´Escazos en sus aplaudidos trabajos de magia e ilusión.

GRANDIOSO PROGRAMA

     Después de una sinfonía ejecutada por la orquesta, primera parte, la Magia Negra.

     Segunda parte, baile por Trinidad Cuenca.

     Tercera parte, nuevas experiencias de prestidigitación.

     Cuarta y última, Una Corrida de Toros.

(Día 2.  El Tiempo)

***

Trinidad Cuenca

     La graciosa bailarina española que comienza hoy  su debut, en el Teatro Principal, se ha metido al público en el bolsillo. Este excelente público se ha encaprichado con ese piececito andaluz o madrileño. Y toda la alta casta de Tenochtitlan —los viejos con la cabeza perdida— han considerado un sagrado deber el ir todas las noches a ver a la deliciosa bailarina. El do de pecho del tenor de la compañía Siena no tiene seguramente tanto éxito como la agitación de los pies de Cenicienta de Trinidad. Es una segunda conquista española de Méjico. Pero, esta vez, los fieros conquistadores están representados por una maja aguerrida, sin duda, pero que se vale para atacar de sus grandes ojos negros, y, para defenderse, de un refajo bordado, como sólo se ve en el dulce país de las castañuelas.

     Si el bueno del Sr. Soot quiere creer a quien se precie en reconocer sus esfuerzos por complacer al público, conservará a la Sra. Cuenca en su nómina mucho tiempo más, para que el cajero del principal tenga la ocasión de frotarse las manos, lo que  es, entre los cajeros de teatro la prueba más inequívoca de íntima satisfacción.

(Día 2.  Le Trait D´Union)

***

Lectores ¿habéis visto bailar a Trinidad Cuenca?

      Si no habéis tenido todavía ese gusto, os aconsejamos no dejéis de concurrir hoy mismo al Teatro Principal para admirar a esta notabilidad en el género.

     La noche del miércoles nos dirigimos a aquel coliseo, impulsados por la curiosidad y el deseo de poder contar a nuestros lectores algo acerca de la prestidigitadora y la bailarina que nos han llegado de París.

     Entramos en nuestro palco con algo de apatía y nos fastidiamos bastante en la primera parte de la representación, cubierta por unos juegos de prestidigitación ejecutados por una señora que se anuncia en los programas como la prestidigitadora española Doña María d´Escazos, y que tiene muy escasos conocimientos de su lengua materna, pues hablaba al público en un español imposible o en francés, y cuestionaba con los concurrentes a la galería que la ceceaban en este idioma...

     Al levantar el telón para la segunda parte se hallaban sentadas a un lado cinco o seis manolas, y al otro unos curros tocando guitarras.

     Apareció Trinidad Cuenca vestida de hombre, llevando el traje andaluz, y bailó sobre una plataforma un baile característico que ejecutó con una gracia indescriptible, entusiasmando al público, y teniendo que repetirlo entre ruidosos aplausos...

     Terminada la magia blanca (la primera había sido negra) tuvimos la gran atracción de la noche. Se levantó el telón; la escena representaba una plaza de toros, estando allí las manolas y los curros. La música tocó la canción del torero de Carmen, y Trinidad Cuenca salió con la cuadrilla y, siempre bailando, ejecutó de la manera más graciosa todo lo que se hace en una corrida; capeando, imitando a los picadores y a los caballos; banderilleando, brindando y matando al toro.

     La bailarina española nos encantó con su gran habilidad y entusiasmó al público que la aplaudió frenéticamente, pidiendo la repetición del baile.

     Trinidad Cuenca es una mujer agraciada con una fisonomía móvil y ojos sumamente expresivos. De pequeña estatura, con un talle esbelto y flexible. Lleva con mucho donaire el traje de hombre y sus posturas son muy estéticas.

     Sus bailes llaman la atención por su originalidad y por la gracia con que los ejecuta, y mientras está ella en la escena tiene subyugado al auditorio que sigue con admiración las ondulaciones de su cuerpo, su mirada tan expresiva y el movimiento de sus pequeños pies.

     Nos dicen que toca la guitarra con mucho arte. No tuvimos el gusto de oírla ejecutar en este instrumento por haberse roto unas cuerdas la noche del miércoles, pero la vimos bailar, y salimos del teatro entusiasmados y diciendo: ¡Viva la gracia!

     Como ya dijimos, Trinidad Cuenca es una notabilidad en su género y volvemos a aconsejar a nuestros lectores no dejen de asistir a alguna función en el teatro Principal para admirar su gracia y habilidad, antes de que ella se aleje de nuestro país.

Titania

(Día 2.  Diario del Hogar)

***



         En verdad que Titania sabía lo que decía y lo decía muy bien: verl´ahí cómo cuenta lo de las manolas y los curros y los detalles del baile y del vestuario, una excelente descripción de los valores de la Cuenca.

         Y la cosa sigue, así fue por los días inmediatos y así lo recogió la prensa mexicana:



Teatro Principal

                                                Jueves 6 de Octubre de 1887

                                                Por la tarde a las cuatro y media

                                                Por la noche a las ocho y media

     FUNCIÓN GRATIS ofrecida por esta empresa al bello sexo de México.

     Toda persona que tome un boleto en la tarde tiene el derecho de llevar gratis en todos los departamentos una señora, una niña o un niño.

     Verdadero obsequio.

     Por la tarde una vez solamente lo que jamás se ha visto en México:

UNA CORRIDA DE TOROS

     donde pueden asistir las señoras y las niñas, pues no hay caballos muertos ni toro embolado.

PROGRAMA HUMORÍSTICO

     Primera parte.- Obertura por la orquesta que tan acertadamente dirije el maestro. Plaza de toros.

     En seguida, al tiempo de levantar el telón, se presentará en el infierno doña MARÍA D´ESCAZOS a hacer brujerías que jamás se han visto en México desde que esta hermosa capital existe.

     MAGIA NEGRA donde aparecen las casas blancas, terminando con la aparición instantánea del benemérito JUAREZ.

     Segunda parte.- ¡Viva España! Baile flamenco ejecutado por la Srta. TRINIDAD CUENCA  en unión de los mejores guitarristas de México.

     Tercera parte.- Doña María d´Escazos hará desaparecer a la vista del público, todo, todo, hasta un hombre vivo. Fijarse bien en esta suerte, es el “non plus ultra” del género.

     Cuarta y última parte.- ¡Ahí va lo bueno! ¡Gran CORRIDA DE TOROS! ¡La novedad del día! Graciosa pantomima ejecutada 200 veces en París por Trinidad Cuenca.

     Sobresaliente de espada, Caricaburo “el buen mozo”.

     Banderilleros: Juan de Mastis y Pepe Cornu.

     Picadores: Calderón padre y Calderón hijo.

     El único toro que se lidiará, apartado de la acreditada ganadería del marqués de la Trampa, vecino de Sevilla y de mucho peso, será picado, banderilleado y muerto al compás de las guitarras por la más guapa de las bailarinas españolas, la primera torera de las plazas de España, la aplaudida TRINIDAD CUENCA.

(Día 6.  El Tiempo)

***

         Pero al séptimo día llegó el maleficio y endevé de descansar la Maga y la Bailadora se enfrentaron en batalla, una tremenda crónica del negro al rosa lo cuenta, cómo “Doña María D’ Escazos y Madame Trinidad Cuenca, compañeras de escena en Principal, se fueron de las envidias a las manos y de los gritos pasaron a los hechos y luego aparecieron los maríos y el asunto empeoró muchísimo porque, esta vez sí, hubo sangre y tumulto, ¡ojú!


LAS RIVALES

Una comedia que hace sangre en el Principal

     Hay un problema en el Principal. Este antiguo lugar de diversión en el Coliseo ha sufrido un sobresalto que le ha sacado de su tradicional, pacífico y aburrido comportamiento y ha sacudido sus nervios con la llegada a su venerable portal  de Doña María D’ Escazos y de Madame Trinidad Cuenca.

     Doña María es la ilusionista, la prestidigitadora, la maga. Madame Trinidad es la toreadora, la  graciosa bailarina.

     Doña María ha tenido que lidiar con una buena bronca. Es víctima de las circunstancias. En primer lugar, ese enemigo conocido por Compañía Americana de Equipajes trató sus baúles y cajas de una forma muy sacrílega, durante todo el recorrido desde Nueva York a Méjico. De acuerdo con eso, figúrense su consternación al llegar aquí y encontrar que se habían perdido la mayor parte de sus propiedades, que los aparatos con los que realizaba sus mejores trucos estaban rotos, y, para coronarlo todo, ver que a ella la habían anunciado como española, siendo francesa y no pudiendo apenas hablar la lengua del Cid.

     Como si todo esto no fuese suficiente para arruinar sus actuaciones, el clímax de su infortunio llegó con la inmensa popularidad de Madame Trinidad Cuenca. ¡Una mujer torero! ¡Una bailarina para llevarse todos los vivas y aclamaciones que D’ Escazos piensa que deberían ser sólo suyos! Esto era demasiado.

     Así que la rivalidad y el sentimiento de amargura entre las dos señoras ha ido creciendo en intensidad hasta que el miércoles a mediodía explotó. Parece ser que el martes por la noche, unos minutos antes de que Trinidad tuviese que salir a escena, descubrió que a su guitarra le faltaban las cuerdas. En poco tiempo se compraron unas nuevas y la señora cumplió con su compromiso triunfando como siempre. Cuando las dos pelirrojas se encontraron al día siguiente en el vestíbulo del teatro, Trinidad acusó a María de haberle robado las cuerdas de su guitarra, confiando en que no se notaría el robo hasta que la otra no estuviese ante las candilejas, cuando al no poder evocar las clásicas notas de su guitarra le silbaría el público que hasta ahora le había aplaudido con locura. María negó la acusación con firmeza. La mentira pasó y si no hubiese sido por los Sres. Hume, Soot y Testa que formaron una línea entre las combatientes, habría habido sangre.

     Durante unos minutos los empresarios consiguieron calmar los nervios de las dos mujeres enrabietadas, cuando, ¡vaya por Dios!, aparecieron en escena los maridos de las dos rivales. Las hostilidades se reanudaron inmediatamente.

     El Sr. Cuenca le dio un fuerte golpe en la cabeza con un bastón a Monsieur D’ Ezcazos que le hizo una herida en el cuero cabelludo. El español huyó horrorizado y la búsqueda diligentemente llevada a cabo por la policía no consiguió descubrir el secreto de su escondite. Monsieur D’ Ezcazos fue llevado al hospital, donde le curaron las heridas y de allí a Belem con su amable esposa. No obstante, fueron puestos en libertad tras un breve arresto, a petición de los Sres. Hume y Soot.

     Madame Cuenca se ha recluido en su habitación y no desea ser entrevistada.

     A pesar de todo, las dos señoras no se han decidido a romper su contrato con Mr. M. B. Leavitt, y este pequeño episodio lo único que ha conseguido es aumentar su atractivo y conseguir que consigan llenos incluso mayores de los que venían consiguiendo.

Más tarde

     El gobernador y el jefe de policía, ayer, tras efectuar consultas, decidieron prohibir nuevas funciones tras la matiné de ayer por la tarde. Se dispusieron 34 policías y 12 detectives para mantener la paz, pero la lluvia y la tormenta impidieron la función de despedida.

     La animadversión entre los admiradores franceses y españoles se ha hecho tan intensa que las autoridades temen  que haya problemas y no piensan permitir que haya una función más.

     Mr. Hume telegrafió a Mr Leavitt, ayer por la tarde, y probablemente enviará otra compañía de Nueva York para reemplazarlas. Mr. Leavitt pierde en torno a 1,500 dólares por esta desgraciada rivalidad, pero si puede demostrar en el juicio que él no tiene la culpa de ella, es posible que pueda recuperar los daños de las dos partes, ya que cada una habría de pagar una multa de 2.000 dólares por romper sus respectivos contratos.

(Día 7.  The Two Republics)        

***    

         Una buena bulla, sí señor, un incidente morrocotudo del que ahora disponemos de una información de primera mano, que aclara desde otro punto de mira más cercano, lo que ya sabíamos de él por las memorias del empresario de que se escribió en la anterior entrega.

         Rastros más, ecos de memoria escrita, huellas también de pasiones y miserias no sólo de aplausos...

¿qué pasaría con ellos?

con los aplausos

y con ellas?

Qué pasaría?

(continuará)