En el cante, solo hay cinco recitales importantes —Esperanza
Fernández en diálogo con el piano del jazzista latino Gonzalo Rubalcaba, David
Palomar, Jesús Méndez , Marina Heredia y José Valencia— y, eso sí, la clausura protagonizada por José
Mercé. Con ellos, una presencia repetida: la de Rocío Márquez con la viola de
gamba de Famhi Alquai.
Las voces clásicas —Estrella Morente, Carmen Linares, Lole
Montoya y José de la Tomasa— se
presentan en tropel arropando a Rafael Riqueni. Ni él necesitaba de tanto
aparato, ni ese era el sitio que a estos cantaores correspondía.
Otras voces relativamente bien tratadas en la programación
son las de Arcángel, Pitingo, Duquende, Lole Montoya, Antonio Reyes, Pedro el
Granaíno, Rancapino hijo y Parrita.
Luego, en horarios y espacios de menor relevancia (Teatro
Alameda y Claustro de Santa Clara) estarán Laura Vital, Cristian Guerrero, José
Enrique Morente, Melchora Ortega, Samuel Serrano, José María Cáceres, Dolores
Agujetas, Juana la Tobala, Perico el
Pañero, Ezequiel Benítez, María Terremoto, Manuel Cuevas, El Parrón, Rafael de
Utrera, Manuel Moneo, Los Sorderas, Rafita de Madrid, El Cuchara y otra oleada
de utreranos.
Y para cerrar algunas noches, tres encuentros tradicionales en
el Hotel Triana con una legión de artistas sevillanos, malagueños y jerezanos
y algún que otro nombre conocido entre ellos —Lole Montoya, Virginia Gámez,
Capullo de Jerez o Juana la del Pipa, por citar algunos—.
José Luis Navarro