Alberto Sellés dejó
boquiabierto al patio del CICUS. ¡Que forma de bailar! Tiene solo 24
años y ya baila como un consumado maestro. Anoche hizo taranto,
alegrías y soleá y a cada palo supo darle su esencia: seriedad y
jondura en el taranto, fiesta y júbilo en las alegrías y elegancia
y señorío en la soleá.
Por taranto |
Por soleá |
Y todo tocado por la repajolera gracia de
Cádiz. Porque Alberto no puede negar su cuna. Mueve continuamente
brazos y manos. Se adorna con pitos. Y lo hace en hombre. Pero hombre
nacido en San Fernando, es decir, para lo efectos del flamenco Cádiz.
Domina el cuerpo y sabe ponerlo bonito. Lo que se llama compostura.
El compás le recorre la columna y lo marca con los pies. Unos pies
limpios y precisos. Pies que no aporrean las tablas y que llegado el
caso las acarician. La escobilla de la soleá fue una delicia
escucharla. Era auténticamente música. Y es que, además, hizo los
bailes con riqueza de recursos y completos, sin dejarse nada en el
tintero, demostrando todo lo que sabe. Que es muchísimo. Y para
redondear su actuación, cuidó el vestuario. De negro para el
taranto. granate para las alegrías y con un terno verde para la
soleá.
Creo que estamos
ante un artista que va a tener un capítulo para él solo en la
historia de nuestro baile.
Por alegrías con todo el cuadro |
Vino muy bien
acompañado: Miguel Pérez, una extraordinaria guitarra, y Manuel
Romero, un magnífico cantaor. Miguel nos regaló una preciosa
guajira y Manolo nos sobrecogió por seguiriya. Con ellos estuvo
Roberto Jaén a las palmas.
José Luis Navarro