viernes, 22 de mayo de 2015

Llegó el baile a Miradas del Flamenco



No podía faltar. Hoy el baile es la sal de cualquier espectáculo flamenco. Porque, además, en él están presentes todas las manifestaciones de lo jondo. Y llegó vestido de gala. Lo traían dos mozas que bailan a cual mejor. Dos artistas que en vez de odiarse tiernamente y ponerse todas las zancadillas que imaginarse puedan, como con demasiada frecuencia sucede en el mundillo del artisteo, han sustituido los celos egoístas por el compañerismo a corazón abierto. Y se ayudan mutuamente. Y se respetan. Y se acompañan. Lo demostraron fuera de toda duda sobre el escenario. Se acompañaron con palmas. Se animaron. Se jalearon. Véanlas:



Y por si fuera poco montaron a dúo unos tangos en los que estaban para chillarles de lo bien que los hicieron las dos.


Luego Malena bailó una guajira de dulce, haciendo auténticas diabluras con el abanico y dejando al público embelesado. 




Después Javiera hizo una caña que le salió bordada, moviendo el mantón con maestría y exquisitez y encandilando también al público.





¡Qué pareja! ¡Cómo derrochan arte! 


Con ellas venía para cantarles Rocío la Boterita, una voz que nos la habían quitado durante meses los japoneses. Afortunadamente, ya está otra vez con nosotros y podemos disfrutar de nuevo de su cante. Y para colmo ha venido además todavía más guapa que se fue. Cantó para rabiar de bien y completó el recital con unas malagueñas dichas con esa sensibilidad musical que la caracteriza. 


Al toque venía Miguel Pérez que se lució además con una farruca de muy buena factura. 

                                                                                                    José Luis Navarro