Hoy todo el mundo
zapatea. Y con fuerza. Más de la necesaria. Pero una cosa es zapatear y otra
muy distinta es componer música percutiendo con los pies. Es la diferencia que
hay entre lo que hoy hace la mayoría de los jóvenes bailaores y lo que hizo
Antonio cuando se inventó el martinete. Y lo que hizo anoche Marta Balparda. Bailó
como acostumbra, es decir, de bien para arriba, y además derrochó imaginación para componer nuevas escobillas para el taranto, adornándolas con latiguillos. Y, por
supuesto, supo expresar con el cuerpo y con el gesto toda la angustia de la
mina.
Luego,
en el bulería por soléa sembró las tablas con esos ritmos contagiosos del compás
de la soleá y volvió a lucir brazos, pies y figura.
Con
ella estaban La Boterita y Gori Mazo. Gori abrió la primera parte interpretando
con maestría una composición de Esteban de Sanlúcar, "Perfil
flamenco" (Zapateado). Una muestra más del dominio técnico y el buen gusto
del que hace siempre gala. La Boterita abrió la segunda con unas cantiñas.
Antes había hecho tarantos y cartagenera para Marta. En todos sus cantes puso tensión y
conocimiento. Y al final, los dos, que estuvieron sensacionales toda la noche,
pusieron el broche al recital: él cantó y ella se dio una pataíta con toda la
gracia del mundo.
José Luis Navarro