jueves, 8 de marzo de 2018

Rycardo Moreno y Eduardo Galeano


Siempre hemos defendido la libertad y el derecho del artista a explorar nuevos territorios, a crear cosas nuevas, hasta a equivocarse. No nos gustan los barrotes ni las prohibiciones. ¿Qué sería de la música si nadie se hubiese atrevido a componer cosas nuevas? Después corresponde al público aplaudir o no aplaudir, hasta silbar en señal de desaprobación. Un derecho que por desgracia —por ignorancia, diría yo— hace tiempo que no se ejerce.
El Flamenco, un arte mestizo en esencia y en historia, ha crecido y se ha enriquecido gracias a estos derechos y a las libertades que muchos “impuros” se han tomado. Así nació el tango y el fandango y después el garrotín y la farruca.

Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol

Otra cosa muy distinta es confundir los términos y los géneros. Una cosa es el Flamenco y otra la copla, por muy aflamencada que pueda parecer, por citar un ejemplo actual. Y lo que hace Rycardo Moreno, para mí, es Flamenco. Camina, eso sí, por derroteros que lindan y a veces se solaban con músicas hermanas. No olvidemos que el Flamenco y el Jazz son frutos de músicos de raíz popular.
“A Galeano”, el concierto y el disco que anoche presentó Moreno en la Fundación Cajasol, ha nacido y es hijo de los sentimientos y las reflexiones que despertó en el gitano de Lebrija “El libro de los abrazos” del periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015). Hay en él ecos de bulerías, tangos, fandangos, alegrías, seguiriyas y colombianas. Pero sobre todo hay sentimientos y respuestas musicales ante tanta calamidad e injusticia como hoy asola este mundo. Algunos títulos son bien significativos de lo que Moreno nos cuenta con su guitarra: “Los nadie”, “La mala racha”, “El devorador devorado”, “Sueñan en Alepo”.

Fotografía: Remedios Malvárez. Cajasol

Cuando terminó el concierto nos levantamos y aplaudimos porque nos había emocionado. ¿Qué más se le puede pedir a la música?

Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol

Acompañaron a Moreno sobre el escenario Lela Soto (cante), Dani Bonilla (coros, palmas y segunda guitarra), Manuel Valencia (percusión) y Toni Romero (piano y teclas).
                                                                                                               José Luis Navarro