martes, 20 de marzo de 2018

Nuevos mimbres para bailes rancios


A la hora de montar un espectáculo hoy en día los flamencos se calientan los cascos para contar historias –cuanto más esotéricas mejor—. Hay veces en que merece la pena el empeño, pero la mayoría no, porque el aficionado asiste al teatro con el objetivo claro de ver buen baile y escuchar buen cante y buena guitarra. Y eso es lo que anoche ofreció la jerezana Mercedes Ruiz con “Déjame que te baile”, recientemente estrenado en el Festival de Jerez.


En esta ocasión, Mercedes se trajo a dos cantaores de su tierra, David Lagos y David Carpio, dos buenas voces capaces también de sacarle de las entrañas los sentimientos que nutrirían su baile —en Jerez fueron David Palomar y Jesús Méndez los encargados de este menester—. Al toque,   Santiago Lara, director musical del espectáculo, se bastó para crear el entramado musical idóneo para su baile. Perico Navarro (percusión), Javier Peña y Faé Ramos (palmas) completaron el cuadro.  A todos los fue sacando alante en las pataítas por fiesta con que cerró el espectáculo.
Y Mercedes puso las mudanzas.  Estuvo en plan maestra, dando una lección de todos los capítulos del baile flamenco: una clase de pies especialmente en la milonga-garrotín y seguiriya-martinete y bata de cola y palillos por alegrías, todo aderezado con brazos y manos sugerentes y expresivos en su delicadeza. Fue un modelo de plenitud en una carrera que empezó con solo 6 años, allá por 1986. Y para que nada faltase, la vimos mejor vestida que nunca —el diseño era de Jesús Ruiz— y con la mano de Paco López adivinándose en la dirección escénica. En conjunto, una noche de auténtico flamenco.

                                                                                                    José Luis Navarro