Espectáculo:
“¡Viva el café cantante! Una noche al Silverio y otra al Burrero”, conferencia
ilustrada. Baile: Malena Alba y Gloria García de Castro. Cante: Edu Hidalgo.
Toque: Javi Gómez. Regidora: Rocío Navarro Pablo. Presentadora: Eulalia Pablo.
Textos: José Luis Navarro. Clausura del V Taller anual de posgrado de Estudios
avanzados de flamenco, Salón de Actos de la Facultad de Ciencias de la
Educación, Sevilla, 23 de junio de 2017.
Por
fin hemos podido ver este espectáculo, del que habíamos oído buenas críticas.
Viniendo de la mano del notario mayor del baile, José Luis Navarro, no cabía
esperar más que lo que vimos: un espectáculo hermoso, bien medido en tiempo y
forma, variado, inteligente, elegante, preciso en la consecución de sus fines
didácticos y artísticos. La idea es ofrecer en breves pinceladas, con la
palabra de la investigadora y profesora Eulalia Pablo, como narradora certera,
un acercamiento a la historia de los cafés cantantes, especialmente Silverio y
El Burrero.
En
hora y pico --aunque faltaba una actuación más, la de la bailaora Ana Moya,
habitual en el espectáculo, ausente por motivos personales--, dejándonos la miel
en los labios, sabiendo a poco, se nos ofrece inicialmente, para abrir boca, un
baile por alegrías con las dos bailaoras en perfecta armonía y con mucho gusto.
Un
toque por granaína de Javi Gómez nos relaja con riqueza de matices después de
la explosión de picardía y movimiento de las alegrías. Muy bien Javi en todo
momento, como el cantaor Edu Hidalgo, entregado y aceptando retos como el de la
seguiriya en estilos de gran dificultad (“Siempre por los rincones / te
encuentro llorando…”), que siguió a las guajiras para alarde de Malena Alba.
José Miguel Díaz Báñez, director del proyecto COFLA, proyecto de excelencia de
investigación flamenca de la Junta de Andalucía, nos decía entusiasmado “Esta
chica ha nacido para la guajira”. En efecto, en la línea magistral de una
Merche Esmeralda, Malena eleva a categoría suprema la guajira, con una gracia
de movimientos, con un manejo del abanico, con una variada faceta de
expresiones de baile y de emoción que nos deja una estampa única para el
recuerdo.
Como
cierre de esta velada tan grata y convincente, la soleá, que no podía estar
ausente, en estilos alcalareños (“Es verdad que yo tenía / una quejita con
Dios…”) o gaditanos, con remate de jaleos. Ahí está Gloria esta vez con cola y
mantón, para bordar un baile que sabe a toda la tradición de la escuela
sevillana (Matilde Coral y Milagros Mengíbar de referentes aún presentes).
En
conjunto, sin duda un espectáculo que aúna con competencia la investigación y
didáctica con lo artístico, una hora y cuarto que jamás decae en intensidad y
valor flamenco, un recorrido por variados estilos que ilustran la variedad del
flamenco desde la seguiriya o la soleá a la guajira o las alegrías. Pura
delicia que merece ser ofrecida en todos los rincones donde haya interés por el
flamenco de calidad y hecho con elegancia. Ah, y con jóvenes como estos el
flamenco seguirá presente y eterno.
José Cenizo Jiménez