Indómita, un
título inspirado en la vida de la legendaria Pastora Imperio según la cuenta
María Estévez en su “Reina del duende”, es un recital de Manuela Ríos que, en
otro rasgo de esa generosidad que ella derrama a manos llenas, ha querido
compartir con Rafael del Carmen. Juntos empiezan, sentados frente a frente, con
unos tanguillos en los que aúnan coreográficamente dos estilos personales.
Después, cada uno regresa en solitario a su propia personalidad
artística.
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol. |
Manuela, vestida de riguroso negro, funde a la perfección por soleá juego de
manos, serenidad e imagen plástica con el arrebato dionisíaco y el arranque
bravío. Se viste de blanco y hace de La Tarara una creación personal. Luego,
con bata de cola y abanico baila una alegría íntima.
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol. |
Rafael inicia su martinete con una pincelada que nos
recuerda el sonido de la partitura que Antonio Ruiz Soler compusiese cuando se
inventó este estilo en el Tajo de Ronda y luego camina por los senderos que le
dicta su imaginación con esas ráfagas de zapateado multivalente que caracterizan
su baile.
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol. |
Atrás una auténtica guitarra de lujo, la de Rafael Rodríguez
Cabeza. Nada más que por escuchar las notas que le saca a su sonanta merece la
pena asistir a cualquier concierto en el que él participe. Una verdadera
delicia.
Foto: Remedios Malvárez. Cortesía de Cajasol. |
José Carrasco a la percusión y las voces de Rubio de Pruna,
Mari Vizárraga y Joaquín Flores “El Quini” cumplieron correctamente con sus
respectivos papeles.
José Luis Navarro