martes, 8 de septiembre de 2015

Emoción y rabia

Con una gala dirigida por Manuel Curao que sustituía a la entrega de los Giraldillos que premiaron a juicio de algunos lo mejor de la pasada Bienal se ponía fin a la última fiesta bianual del flamenco y daba comienzo un recién nacido, Septiembre es flamenco. Fue una noche de emoción y de rabia. Emoción porque el flamenco sigue teniendo poder para hacernos vivir momentos irrepetibles. Rabia porque no estaba entre nosotros Rafael Riqueni, Giraldillo a la Maestría. Desde luego, que tantos golfos de la política anden sueltos por ahí —algunos incluso con escolta pagada por todos nosotros— y que un artista completamente rehabilitado esté pudriéndose entre rejas por algo que hizo hace años cuando estaba fuera de sí es un contrasentido kafkiano. ¿Qué esperamos para pedir clamorosamente su indulto? Miguel Ángel Cortés, José María Gallardo y una guitarra sin dueño revivieron “Amarguras” del maestro trianero. Fue además uno de los mejores cuadros de un espectáculo que artísticamente resultó bastante lineal. Así la tocaba él:


Del resto es justo destacar la seguiriya que dijo Esperanza Fernández desde un palco con Miguel Ángel Cortés, Giraldillo al Toque, acompañándola desde el escenario. 

A. Acedo. Cortesía de la Bienal
Juan Peña El Lebrijano puso también emoción sobre las tablas. No ocurre todos los días que un maestro recuerde y rinda homenaje a otro maestro, los dos Giraldillos Ciudad de Sevilla, como hizo Juan con Soledad Morente a su vera. Justo es asimismo destacar el toque de Manuel Valencia, Giraldillo Revelación, la voz de Antonio Reyes, Giraldillo al Cante, y la sencillez y regusto flamenco de Farruquito, Giraldillo al Baile. El Ballet Flamenco de Andalucía, Giraldillo al Mejor Espectáculo, con Rafaela Carrasco dándose un excesivo protagonismo, se acordó de su primer director, Mario Maya, en un número bien concebido pero no muy bien resuelto.

                                                                                                      José Luis Navarro