Tres jóvenes artistas encandilaron anoche al numeroso
público de La Caja Negra. Sus nombres: Guillermo Guillén a la guitarra, Rocío
la Boterita al cante y Mathilde Fornelli al baile. No hace falta más para
conseguir un buen espectáculo. Hubo química y entendimiento entre ellos y destilaban
su propio disfrute en lo que estaban haciendo.
Abrió la guitarra con
unos rítmicos tangos, acompañados por las diestras palmas de la Boterita y Helena Cueto, que se subió a colaborar. Una
guitarra con alma, buen sonido e inspiración y, a la vez, respetuosa y
pendiente en todo momento del cante y el
baile.
El cante se presentó con unas brillantes y ricas alegrías, rematadas por caracoles. Rocío tuvo
su noche. Una noche realmente brillante.
Mathilde nos sorprendió por la enorme mejoría experimentada
desde la última vez que la vimos. Dejó a un lado las consabidas soleá, alegrías
y seguiriya y principió por fandangos abandolaos, ofreciéndonos rondeñas y
fandangos de Frasquito Yerbabuena vivos y vibrantes.
Sin embargo, lo mejor estaba por venir. En la segunda parte
los tres remataron una estupenda faena. Rocío abrió por marianas, acordándose
de Menese y poniéndoles su toque personal.
Luego, Mathilde bailó un taranto y ahí todos echaron el
resto. Comenzó con una suave tarara para entrar de lleno en el dramatismo propio
de ese estilo. Le puso fuerza y plasticidad y lo remató de nuevo con la tarara.
Hizo un baile muy bien estructurado en el que puso de todo: bonitas figuras,
quiebros, escorzos, los pies precisos..
Bravos y una larguísima ovación premiaron el trabajo de todos.
Eulalia Pablo
Lugar: La
Caja Negra (Sevilla)
Fecha: 13 de
mayo de 2014.