martes, 4 de marzo de 2014

"Op. 24" de Andrés Marín, creación en acto

Op. 24 de Andrés Marín, estrenado en 2010 en L’Avant-Scène de Cognac (Francia),  es un auténtico tour de force. 75 minutos construyendo un mosaico de imágenes sorprendentes en un escenario vacío, con el cante y la guitarra y la percusión a los lados, casi entre bastidores. Imágenes nunca vistas e imágenes inesperadas. Imágenes salidas de un riquísimo vocabulario de danza. Un vocabulario propio, en ocasiones coincidente con el de Israel Galván ―hace años que los dos rompieron todo tipo de moldes para dar rienda suelta a su imaginación―. Imágenes que  convierten Op. 24 en un cauce de libertad, en pura creación en acto.


Op. 24 comienza con unos cantes de Andrés Marín en solitario. Torso desnudo y sombrero de Pepe Marchena. A partir de ahí no tiene más argumento que la música y la escultura.

La música inagotable de unos pies portentosos. Unos pies precisos, sutiles, capaces de interpretar los más delicados matices musicales.

La música de la poderosa voz de Jesús Méndez en un completo recital de cante (martinete, cantes de faena, pregones, fandangos, seguiriya, tarantas ―espectacular su Gabriela―, caña, abandolaos, soleares y petenera), acompañada por la música de la guitarra de Salvador Gutiérrez ―sensacional su farruca― y la percusión de José Carrasco.

Y siempre el cuerpo, los brazos y el gesto de Andrés Marín, esculpiendo formas.

José Luis Navarro

Lugar: Teatro Central (Sevilla)
Fecha: 4 de marzo de 2014.