viernes, 18 de octubre de 2013

Nuevas promesas en el Garufa

Tras el largo paréntesis del verano  y la Muestra de Flamenco en el Central, volvemos a la sala Garufa, donde nos aguarda la sorpresa de cuatro perfectos desconocidos que nos proporcionan una muy agradable velada.



Se abre el espectáculo con un toque por tarantas y unas solventes y variadas cantiñas ―mirabrás, alegrías y romeras―,  que llevan el sello de la formación recibida en la fundación  Cristina Heeren. Sus autores: El Pitu a la guitarra y Rocío Bote la Boterita al cante. 



Como si hubiera sido transportada directamente desde Londres a la mismísima cava trianera, aparece en el escenario Yinca Esi Graves  por seguiriyas. Garra, tirón y nervio son los primeros adjetivos que nos vienen a la cabeza. Tanto su porte como su expresividad transmiten autenticidad, atributo que frecuentemente se ha venido confundiendo con “pureza”  y consiste, precisamente, en ser capaz de comunicar con naturalidad y veracidad los sentimientos que uno experimenta al interpretar algo. La facilidad con la que ella  lo consigue es seguramente lo que más impacta. Tiene además una muy personal técnica, que, sin embargo, no se aparta de los cánones.


Tras las malagueñas rematadas por abandolaos, rondeñas y fandango de Yerbabuena,  a cargo de cante y guitarra, vino la caña que nos ofreció Ana Domínguez, todo un contrapunto al baile de Yinca. Delicadeza, finura y plasticidad caracterizan un baile que apunta buenas maneras  y que  despierta nuestra curiosidad por verlo trasladado a otros palos. La pataíta por bulerías en grupo puso, como siempre, la guinda.

Eulalia Pablo

Lugar: Sala Garufa (Sevilla)
Fecha: 18 de octubre de 2013