miércoles, 16 de enero de 2013

Javier Aguilar «Niño Carmela» en La Caja Negra


El bailaor nace, pero también tiene que hacerse. Y hacerse significa conocer y llegar a dominar los cánones técnicos y estéticos del baile flamenco tradicional, de lo que en rigor puede definirse como "baile flamenco clásico". Superado este estadio, el artista podrá adentrase por los caminos de la creación personal. Primero serán pequeños detalles, movimientos aislados, los que irán revelando la personalidad del bailaor. Luego, será lo que su imaginación le dicte.


Este es el estadio en el que vimos a «Niño Carmela».  Nos gustó su aplomo, sus hechuras y el conocimiento que delata la posesión de unos cimientos sólidos. Tiene además personalidad —algo imprescindible para ser alguien en el panorama de hoy, tan proclive a la uniformidad estilística—. Y aún más y posiblemente lo más importante: Javier siente el baile y disfruta bailando.


A partir de aquí será lo que él quiera y lo que su imaginación sea capaz de concebir. Y, por supuesto, también necesitará suerte. Nosotros se la deseamos al tiempo que un porvenir brillante.


Anoche hizo un taranto y una soleá impecables. Estuvo muy bien acompañado por una gran voz, Ana Fernández, una magnífica guitarra, Guillermo Guillén, y un buen par de palmeras, Eli Vázquez y Verónica Muñoz.