viernes, 28 de diciembre de 2012

Una zambomba portuense


Ya se sabe que una zambomba es una zambomba. Y tiene su público —la Sala Turina estaba a reventar—. Yo no soy lo que se dice un "adicto" a este tipo de espectáculos, por eso me lo pensé muy mucho antes de decidirme a asistir. Al final, por aquello de que históricamente ha habido flamencos que han sabido hacer del villancico una variante de la bulería —el Niño Gloria es un arquetipo— y como, aunque sea completamente agnóstico, nada tengo en contra de las costumbres populares, sucumbí y fui. En mala hora. Durante hora y media tuve que soportar la pretenciosidad de las hermanas Cala. Entre otras insensateces, tuve que sufrir cómo Aroa intentó recrear, destruyéndolo, los campanilleros que hacían magistralmente Manuel Torre o la Niña de la Puebla. Hay cosas que es mejor no tocar. De los demás, poco que decir. Leli Soto estuvo discreta. Álvaro Bellido y Cañejo de Bárbate, con cresta a lo mohicano, también. Luis de la Tota, unas veces a lo Tomasito y otras a lo Diego Carrasco, quiso poner la nota de gracia.  No lo logró. Adriano Lozabo a la guitarra y Samuel Cortés con el violín, eficaces y sin alardear de nada. Como debe ser.

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Fecha: 27 de diciembre de 2012.
Lugar: Sala Turina. Sevilla.