El tema que tocaba anoche, según la programación del Teatro
Central, era mujer y guitarra. Aunque se anunciaba con el nombre de Antonia Jiménez y Marta Robles. Dos mujeres
tocaoras, nos encontramos con dos
guitarras y dos perfiles diferentes, que en realidad confirman lo que ya
indican sus respectivas biografías. El de Antonia, totalmente flamenco, tanto por su toque y formación guitarrística como por su
trayectoria artística, basada en la guitarra de acompañamiento al cante y al
baile flamenco, al estilo de aquella Adela Cubas, una de las más conocidas
tocaoras profesionales de principios del siglo pasado. Marta, en cambio, tiene
un perfil más ecléctico, pues su formación es fundamentalmente en guitarra
clásica y su trayectoria profesional se diversifica en la interpretación de muy
diversas músicas y estilos.
El concierto estaba dividido en tres partes, dos actuaciones
por separado y una puesta en común de ambas. Fue, por tanto, una propuesta
interesante y variada en la que ambas dieron lo mejor de sí mismas.
Marta abrió el concierto con la rondeña de Montoya. Un
concierto que, a todas luces, había sido preparado ex profeso para la ocasión,
tanto es así que no se correspondió en absoluto con lo anunciado en el
programa. En él, destacaríamos los hermosos pasajes de la guajira que ella ha
dedicado a su futuro sobrino, titulada Su
vida y del zapateado. Dejó claro que su punto fuerte es la composición.
Antonia, por su parte, abrió el suyo con una briosa y
bellísima taranta en la que su guitarra bajó al fondo de la mina con una
escalofriante sonoridad y, ¿cómo no? también se acordó de Montoya por unos
instantes. Fue sin duda, a nuestro entender, lo mejor de la noche. Delicioso
también el tanguillo con aire de guajira
que interpretó a continuación.
Las dos estuvieron sabiamente acompañadas por el
percusionista Kike Terrón. El punto negativo lo puso el sonido, exageradamente
alto, que en contra de lo que frecuentemente se pretende, no le da mayor
brillantez al toque. La brillantez se tiene o no se tiene, y en cambio un volumen excesivo distorsiona el sonido y,
en todo caso, acentúa los defectos.
Ni que decir tiene que iniciativas como esta siempre son
bien recibidas.
Eulalia Pablo
Lugar: Teatro central (Sevilla)
Fecha: 22 de abril de 2014.