José María Viñas está llamando con fuerza a las puertas del
éxito. Es de La Línea, tiene solo 21 años y baila divinamente. Está muy bien
preparado técnicamente —acaba
de terminar sus estudios de danza en el Conservatorio de Sevilla—, tiene imaginación y, sobre todo, siente
el baile. Tiene garra y llega con facilidad al público. Anoche no cabía un alma
en la sala Garufa.
Comenzó su
actuación por seguiriyas, sentado y haciendo alarde de una singular maestría con
los palillos. En algunos momentos nos recordó a Antonio Ruiz Soler. Luego,
cogió el bastón y remató el baile por martinetes, luciéndose con todo tipo de
contratiempos.
En la segunda parte, hizo unas alegrías con fibra, derroche
de pies y buenas maneras, que incluso
adornó con estampas toreras.
Lo dicho, un nombre muy a tener en cuenta en el panorama
futuro —y no tan futuro— del baile flamenco.
José Luis Navarro