Diego Carrasco es lo que se dice un "showman". Le
llaman el "mago del compás" y algo de verdad debe de haber en ello. Apenas
tiene voz. Su vocalización deja mucho que desear. Pero desde luego domina el
compás ―ese personalísimo soniquete jerezano― como casi nadie. Canta a compás.
Habla a compás. Se mueve a compás. Y ya se sabe que hoy el compás contagia. Por
eso y porque el jerezano tiene ese raro don del magnetismo artístico, anoche Diego se adueñó del público.
Precisamente detrás mía había una pareja que no dejó de darle chillidos en todo
el concierto.
Carrasco ha sabido además rodearse de un conjunto de músicos
a su medida, la mayoría "Carrascos", que parecen hechos el uno para
el otro, o por mejor decir, los unos para el otro. La sintonía es total. Entre
todos elevan el soniquete, entre flamenco y roquero, a la categoría de música
cósmica. Estos son sus nombres: Curro Carrasco (guitarra), Ignacio Cintado
(bajo), Juan Grande (percusión), Ané Carrasco (batería), Luis Periquín
(guitarra, percusión y voz), Maloco y Joselete (voces y palmas).
El concierto, dentro de su estilo, fue variado y, sobre
todo, bastante pegadizo, desde el "Yo soy chatarrero" del inicio hasta
el "Yo siempre seré hippy" del cierre. Tuvo además momentos emotivos
en los que se acordó de su Morao y del sevillano Romero San Juan. Yo lo
disfruté desde el primer minuto hasta el último.
José Luis Navarro
Lugar: Teatro Central (Sevilla).
Fecha: 12 de marzo de 2013.