Siempre hemos defendido la libertad y el derecho del artista a
explorar nuevos territorios, a crear cosas nuevas, hasta a equivocarse. No nos
gustan los barrotes ni las prohibiciones. ¿Qué sería de la música si nadie se
hubiese atrevido a componer cosas nuevas? Después corresponde al público
aplaudir o no aplaudir, hasta silbar en señal de desaprobación. Un derecho que
por desgracia —por ignorancia, diría yo— hace tiempo que no se ejerce.
El Flamenco, un arte mestizo en esencia y en historia, ha
crecido y se ha enriquecido gracias a estos derechos y a las libertades que
muchos “impuros” se han tomado. Así nació el tango y el fandango y después el
garrotín y la farruca.
Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol |
Otra cosa muy distinta es confundir los términos y los
géneros. Una cosa es el Flamenco y otra la copla, por muy aflamencada que pueda
parecer, por citar un ejemplo actual. Y lo que hace Rycardo Moreno, para mí, es
Flamenco. Camina, eso sí, por derroteros que lindan y a veces se solaban con
músicas hermanas. No olvidemos que el Flamenco y el Jazz son frutos de músicos
de raíz popular.
“A Galeano”, el concierto y el disco que anoche presentó Moreno
en la Fundación Cajasol, ha nacido y es hijo de los sentimientos y las reflexiones
que despertó en el gitano de Lebrija “El libro de los abrazos” del periodista y
escritor uruguayo Eduardo Galeano (1940-2015). Hay en él ecos de bulerías,
tangos, fandangos, alegrías, seguiriyas y colombianas. Pero sobre todo hay
sentimientos y respuestas musicales ante tanta calamidad e injusticia como hoy
asola este mundo. Algunos títulos son bien significativos de lo que Moreno nos
cuenta con su guitarra: “Los nadie”, “La mala racha”, “El devorador devorado”,
“Sueñan en Alepo”.
Fotografía: Remedios Malvárez. Cajasol |
Cuando terminó el concierto nos levantamos y aplaudimos
porque nos había emocionado. ¿Qué más se le puede pedir a la música?
Fotografía: Jaime Martínez. Cajasol |
Acompañaron a Moreno sobre el escenario Lela Soto (cante),
Dani Bonilla (coros, palmas y segunda guitarra), Manuel Valencia (percusión) y
Toni Romero (piano y teclas).
José Luis Navarro