A la hora de montar un espectáculo hoy en día los flamencos se calientan los cascos para contar
historias –cuanto más esotéricas mejor—. Hay
veces en que merece la pena el empeño, pero la mayoría no, porque el aficionado
asiste al teatro con el objetivo claro de ver buen baile y escuchar buen cante
y buena guitarra. Y eso es lo que anoche ofreció la jerezana Mercedes
Ruiz con “Déjame que te baile”, recientemente estrenado en el Festival de
Jerez.
En esta ocasión, Mercedes se trajo a dos cantaores de su
tierra, David Lagos y David Carpio, dos buenas voces capaces también de sacarle
de las entrañas los sentimientos que nutrirían su baile —en Jerez fueron David
Palomar y Jesús Méndez los encargados de este menester—. Al toque, Santiago Lara, director musical del
espectáculo, se bastó para crear el entramado musical idóneo para su baile.
Perico Navarro (percusión), Javier Peña y Faé Ramos (palmas) completaron el
cuadro. A todos los fue sacando alante en
las pataítas por fiesta con que cerró el espectáculo.
Y Mercedes puso las mudanzas. Estuvo en plan maestra, dando una lección de
todos los capítulos del baile flamenco: una clase de pies especialmente en la
milonga-garrotín y seguiriya-martinete y bata de cola y palillos por alegrías, todo
aderezado con brazos y manos sugerentes y expresivos en su delicadeza. Fue un
modelo de plenitud en una carrera que empezó con solo 6 años, allá por 1986. Y
para que nada faltase, la vimos mejor vestida que nunca —el diseño era de Jesús
Ruiz— y con la mano de Paco López adivinándose en la dirección escénica. En
conjunto, una noche de auténtico flamenco.
José Luis Navarro