La voz vivida de
Antonia Contreras es el testimonio de muchos años de estudio y dedicación al
Flamenco. Un disco de hechuras clásicas, concienzudo e impecable, y un tributo
de su amor por el cante.
En nueve temas, Antonia hace un recorrido magistral desde la
canción por bulerías (“Detrás de una canción”) a las mineras que le valieron en
2016 la Lámpara del LVI Festival del Cante de las Minas de La Unión (Murcia),
interpretando cada cante con la precisión de un relojero y la pasión de una
enamorada. Reconstruye la historia de la malagueña (“Málaga de raíz”), remontándose
a fandango verdial[1] y los
cantes de Juan Breva para llegar a La Trini. Viaja a Extremadura para acordarse
de Porrinas de Badajoz y de La Marelu por tangos (“Dos sendas y un horizonte”).
Reivindica el papel de la mujer en el cante reviviendo las soleares de La Gilica[2], Teresa
Manzzantini, La Roesna, La Andonda y La Serneta (“Soleá, tú eres mujer”). Hace
una guajira con ecos de El Piyayo (“Del Piyayo y La Guajira”). Se luce por granaínas
(“Aprender de nuevo”) y compone música por cantiñas, con una introducción por
rosa, la cantiña de La contrabandista y un cierre por mirabrás con un paseo por
Málaga (Jardines de la Alcazaba, calle Larios, plaza de la Mercé, La Caleta,
Barrio de la Victoria, Paseo del Limonar, Castillo de Gibralfaro, el Puerto, la
Catedral) con letra suya y de Juan Ramón Caro (“Arena dulce”). Da vida al tango
que Carlos Gardel grabase en 1916 con el título de “Mi noche triste” y que
Manuel Vallejo llamó vidalita en 1927 (“Ausencia”). Y cierra con unas versiones
insuperables de la minera de Pencho Cros y de la de Encarnación Fernández (“Luz
en «Las Minas»”).
Son nueve cantes modélicos que Antonia actualiza con letras
de hoy. Las firman José Javier Portillo (1), Salvador Pendón (2, 3, 4, 5, 6 y
8), Francisco Acosta (9), Juan Ramón Caro y ella misma (7).
Capítulo aparte merece la guitarra que la acompaña. Una
sonanta creativa, inspirada y exquisita. Juan Ramón Caro renuncia al lucimiento
personal para mimar a Antonia. Su toque es un acto de amor al cante. Una
lección de guitarra que admite gustosa en su música las notas del piano de
Alfonso Aroca (tema 8), el violín de José Gregorio Lovera (temas 3 y 5) y las
palmas de Abel Harana y David el Galli (temas 1, 2, 3, 5 y 7).
Acompaña el CD un cuadernillo con un texto de Lourdes Gálvez
del Postigo que ofrece interesantes pormenores de su contenido.
La voz vivida de
Antonia Contreras es, pues, un magnífico trabajo que hemos disfrutado con
fruición y que recomendamos encarecidamente.
José Luis Navarro
[1] La
acompaña la Panda de Comares con Juan Carlos Moreno (violín), Juan José Moreno
(bandurria), Juan Gabriel Gómez (laúd), Antonio Martín y Juan Moreno
(guitarras), José María Moreno (pandero), Juan Moreno y Juan Carlos Moreno
(platillos) y Toñi Castillo (castañuelas).
[2] Algunos
escriben su nombre con “j”, La Jilica.