Como colofón al curso “Creación e investigación en el
flamenco”, organizado por la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo y la
Bienal de Flamenco y dirigido por Rocío Márquez, se ha presentado en la Sala
Turina Firmamento, el último trabajo
discográfico de la cantaora onubense.
Para muchos cantaores —la mayoría, probablemente— los estilos
flamencos son estructuras musicales sacralizadas por la tradición a las que el
artista debe someterse escrupulosamente. Para otros, entre los que sin duda
está Rocío, esos “palos” son fórmulas flexibles para transmitir vivencias o
sentimientos. Son esquemas que están a disposición del artista y no a la inversa.
Firmamento es un
ejemplo de esta actitud y una nueva búsqueda en un camino que ella inició hace
ya años. En esta ocasión, Rocío se ha liberado además de las ataduras que las
seis cuerdas podrían suponerle para desarrollar todo lo que quiere decir y cómo
lo quiere decir. Ha optado por el Proyecto Lorca como compañeros de viaje. Un
grupo formado por Antonio Moreno (percusión), Juan Jiménez (saxo) y Dani B.
Marente (piano), con el que, por esas casualidades de la vida, entró en
contacto a propósito del encargo que le hizo el Teatro Real en 2014 para un
concierto en las actividades paralelas al estreno de la ópera El público de Mauricio Sotelo. Con ellos
ha culminado un trabajo que es a la vez una invitación a compartir sus recuerdos
y sus preocupaciones y una reivindicación de la mujer y de la problemática
social que asola al mundo.
Con letras suyas y de otras mujeres, como la cantautora Christina
Rosenvinge, la escritora Isabel Escudero, fallecida hace apenas un par de
meses, la poetisa María Salgado o Santa Teresa, nos habla por tangos de cuando
era niña, de inocencias perdidas por milonga, de tropiezos, alegrías y pesares por
bulerías, de los mineros de Santa Cruz del Sil por minera, de la contaminación
química de la ría de Huelva por fandangos, se acuerda de San Juan de la Cruz y
de Enrique Morente por bambera, denuncia el machismo por romance y el drama de los refugiados
sirios por caracoles. En un derroche de poderío nos sobrecoge por seguiriya y cierra esta parte con una seguidilla del XIX, “La dulce
tiranía de la hermosura”, recogida por Don Preciso en su Colección de Coplas.
Completan el disco, a modo de epílogo, tres de las canciones
que grabaron La Argentinita y Federico García Lorca en 1931, “Nana de Sevilla”, “Anda, jaleo” y “Sones
de Asturias” en las versiones del concierto que Rocío y el Proyecto Lorca diesen
en el Teatro Real en 2014.
Firmamento es un
disco valiente en el que Rocío combina estilos flamencos con canciones
populares creando originales e inéditas composiciones y del que es justo
destacar asimismo el extraordinario trabajo creativo de Antonio Moreno, Juan
Jiménez y Daniel Marente.
Os lo recomendamos.
José Luis Navarro