La farruca se había convertido de la noche al día en uno de los aires más populares del momento. Todos la canturreaban a cualquier hora. Tanto que algunos empezaron a quejarse.
Y ustedes dispensen si me siento poeta lírico; no todo ha de ser garrotín, farruca, machicha y cake-walk. Bueno está eso, cuando está bueno, pero alternemos, si a ustedes les parece. Y ya es hora de cambiar el cilindro.El Imparcial, 18 de mayo de 1909.
Se enseñaba en las academias y se organizaban concursos en los que la farruca tenía que vérselas con todo tipo de bailes, desde el linajudo tango hasta el can-cán y la matchicha. De todo quedó testimonio en los papeles. He aquí un anuncio publicado durante años en El País:
Profesora de BailesA domicilio. Honorarios módicos. Se enseña en poco tiempo Farrucas, Garrotín, Tangos, bailes Nacionales y de palillos.ISABEL SANTO
Horno de la Mata, 13, pral.
Y véanse las siguientes gacetillas:
El sábado habrá, además, un Certamen de Tango y Farruca con premios en metálico, tomando parte en él aplaudidas y hermosas bailarinas. El jurado estará formado por acreditadas profesoras. Dado lo sugestivo del espectáculo puede asegurarse se verá lleno esa noche el Frontón Central.El Liberal, 19 de enero de 1907.
Organizado por La Bohemia, Asociación formada por jóvenes artistas y escritores, se celebrará el martes 4 de febrero, en el teatro Lírico, un baile de máscaras, de espectáculo, cuyos productos se destinarán a los benéficos fines de aquella Sociedad (…) Se celebrarán concursos de cancán, machicha, cake-walk, farruca, garrotín y bailes andaluces (…) Para formar parte del Jurado que adjudique los premios, serán invitados los directores de los principales periódicos madrileños y afamados artistas.La Correspondencia de España, 22 de enero de 1908.
La farruca se siguió interpretando en piezas teatrales y se hizo protagonista destacada en los espectáculos de varietés. Lo contaron también, a su manera, los papeles:
Nuestros artistas, que se han percatado de la vida que van alcanzando los espectáculos de varietés, han dicho:La Correspondencia de España, 23 de enero de 1910.
—¡Aquí estamos nosotros!
Y ya no hay en Madrid calle que no tenga una academia de baile para adiestrar mujeres en el tango, la farruca y el garrotín, ni manzana que no tenga una agencia de varietés.
Y, como no podía ser de otra forma, la farruca, además de bailarse y cantarse en todo tipo de escenarios, la bailó y cantó el pueblo llano en sus fiestas y jolgorios. Lo contó en versos un tal Antonio Casero. Los tituló “El entusiasmo del pueblo ante la toma del Gurugú” (Heraldo de Madrid, 30 de septiembre de 1909) y decían así:
El entusiasmo de todos
a todos sale a la cara;
créame usté, señor Paco,
aún hay vida, y aún hay patria.
Ello fue que la otra noche
Fue noche de iluminarias,
Noche de ruidos alegres,
noche purísima y clara,
y los Madriles lucían
como en las noches de gala;
la gente populachera
iba por calles y plazas
cantando alegres canciones
al sonar de las guitarras;
los mozos beben y gritan,
las mozas ríen y cantan,
los chicos van con banderas,
y al grito de ¡viva España!,
corren locos de alegría,
locos de alegría saltan,
y en su bélico entusiasmo
va el sello de nuestra raza;
las colgaduras ondean
en balcones y ventanas;
de Maravillas al Rastro,
de Lavapiés a la Cava,
vienen de los obradores
las hembras de rompe y rasga
con el de flecos terciado
y de alegría borrachas.
Pepa la tripicallera,
ronca de gritar, se afana
en obsequiar a las gentes
con mollejas patatas;
el tabernero de al lado
sirve las copas más largas;
Pepe el trapero reparte
trapos viejos y colasas;
el casero de la esquina,
loco de entusiasmo, baila
malamente la farruca
en el patio de su casa,
mientras que la Nicanora,
Manuela la del Guiñapas,
cuatro viejas y el portero,
con sartenes y con latas,
le jalean y le aplauden,
y el hombre dice: —¡Muchachas
os perdono quince días
de este mes!— ¡La que se arma!
Salen a los corredores
los vecinos de la casa;
unos le dan vivas, otros
le cogen, otros le abrazan
la de Perico el Borracho
dice, toda desgreñada:
—¡Por qué no habrá Guruguse
que tomar toas las semanas!
—¡Olé los tíos patriotas!—
grita también la Tomasa—,
El loro del sastre gruñe,
el perro de arriba ladra
y, en fin, hasta Paco, el mudo,
le da al casero las gracias.
¡Qué entusiasmo!, ¡qué alegría!
¡qué locura!, ¡qué algazara,
la gente populachera
va por calles y por plazas;
el entusiasmo de todos
a todos sale a la cara.
—Créame usté, señor Paco,
Aún hay vida y aún hay patria.
—Es cierto, hijo mío, es cierto,
no te llevo la contraria;
todo es júbilo en la corte,
todo es júbilo en España;
los mozos beben y gritan,
las mozas ríen y cantan,
y alegres por las calles
van tocando la charanga
y todos dicen ¡victoria!,
y todos ¡viva la patria!;
pero allá en una guardilla
pobre, triste y solitaria,
hay una vieja muy vieja,
con la cabeza muy blanca,
con los vestidos muy negros,
que entre suspiros y lágrimas
al escuchar las canciones
y al escuchar las guitarras,
da un hondo suspiro y dice:
—¡Hijo mío de mi alma!...
La nómina de sus intérpretes es larga y cubre todo tipo de artistas, desde los transformistas, los llamados excéntricos musicales, las tiples cómicas, las bailarinas sicalípticas, hasta las primeras figuras de la danza. En las páginas que siguen iremos dando cuenta de sus nombres.